Y el ultimo de hoy, muy bueno!!
En orden de continuar mi proceso de liberación de tabúes, renovación física y mental, les contaré el proceso que hasta el momento he vivido, desde hace nueve años, de la mano de mi antes novio y ahora esposo para descubrir los placeres del sexo anal.
He de confesar que nunca se me paso por la cabeza experimentar por aquella particular zona, ya que desde la infancia me inculcaron muchos prejuicios, sin embargo tengo a mi lado una persona maravillosa, muy curiosa y paciente. A través de él es que he descubierto nuevas formas de vivir mi sexualidad.
De hecho retrocediendo en el tiempo, recuerdo, que desde la primera vez que tuvimos relaciones el intento penetrar mi culito, aunque en ese momento pensé que había errado su cálculo. Mucha inocente yo, no identificaba las negras intenciones de mi esposito.
Aproximadamente al año de iniciar nuestra vida sexual, mi pareja me pidió de forma directa culito, lo cual consideraba lo más privado de mi intimidad. Creo que no resistió más las ganas de hacerme completamente suya. Pese a que me pareció una solicitud un poco extraña, accedí a intentarlo y creo que al ser una idea que contradecía hasta mi noción de la higiene no lo disfrute y no quería repetir esa repulsiva y dolorosa situación.
Sin embargo, mi esposo es perseverante y para controlar mi dolor consiguió una crema especial para ese disminuir el dolor durante la penetración, acepte usarla e intentarlo pero en mi cabeza persistía ese tabú en torno a mi ano, el cual sólo debía funcionar para cumplir una necesidad básica. Si bien no hubo dolor y mi pareja gozó como loco, yo no me sentía cómoda realizando esa práctica.
Después de descubrir las bondades de aquella cremita “milagrosa”, empecé a soltar mi culito para la acción anal de vez en cuando, intentando nuevas posiciones para que mi pareja gozara de ese peculiar gusto y además, entrenándome con unos picaros juguetes que han explorado todo mi cuerpo. Al relajar más mi mente y poner de mi parte para disfrutar la experiencia, logré tener unos deliciosos orgasmos mientras me alimentaba del placer y morbo que genera en mi esposo el disfrutar mi culito. También le encontré una utilidad práctica al sexo anal, cuando las mujeres estamos en esos días y nuestras parejas se ponen calientes.
Este año en particular ante las dificultades que plantea la distancia que vivimos debido a mi trabajo he aprendido a disfrutar y gozar todos los momentos y las experiencias junto a mi alma gemela, ahora soy yo la que le ofrezco voluntariamente los placeres del sexo negro, poniendome en cuatro y dejando a merced de sus deseos mi querido chiquito, porque le encuentro mucho gusto y placer a esta práctica. Anhelo en este momento que estoy escribiendo el relato, encontrarme con él para gozar del delicioso sexo que siempre me proporciona y esperando que en nuestra próxima aventura en trio sea mi culito el centro de atención.