Fecha de publicación:Viernes, 12 de Junio de 2009
Medio que publica:El País de Cali
Sección:Judicial / Justicia / Conflicto armado
Tumaco es por estos días el escenario de la guerra en Colombia.
Por un lado, los diferentes actores armados ilegales se disputan a sangre y fuego las rutas del narcotráfico y por otro, el Estado, con la Fuerza Pública, trata de detener la hemorragia que deja la violencia cocalera a través de los ríos y trochas en poblados del piedemonte y el andén del Pacífico nariñense.
Ni el gobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolff, se salva del acoso de los violentos. A través de panfleto, continúa recibiendo amenazas que en el 2008 provenían de los emergentes del paramilitarismo, luego, a principios de este año, ante su postura dura contra las Farc por la muerte de indígenas Awá, recibió intimidaciones por parte de esa guerrilla y ahora los narcotraficantes que operan en el Pacífico le enviaron un nuevo panfleto.
Sin embargo, y pese al desolador panorama, el gobernador Navarro Wolff sigue convencido de que es posible llevar al departamento a una mejor situación en los diferentes escenarios.
El mandatario de los 1,6 millones de nariñenses es enfático en que no se amedrentará y dice que hay que seguirle dando la cara a la brisa y a los diferentes problemas que lo acosan a él y a la región.
¿Por qué Tumaco se volvió el municipio más violento de Colombia?
Desafortunadamente el recrudecimiento del conflicto armado golpea con toda su furia a Tumaco. El control de las rutas del narcotráfico y todo lo que implica el negocio ilícito de la coca disparó también la presencia de actores armados ilegales y, por ende, de muertes, en la disputa que se da entre las mafias. Antes esta zona era pacífica, ahora se convirtió en la caldera del diablo.
¿Qué actores hacen presencia ahí?
La disputa se da entre las Farc, que tienen en la zona el frente 29 y las columnas móviles Mariscal Sucre y Daniel Aldana. El ELN cuenta con un frente en las estribaciones de la cordillera en la ruta hacia la costa. Igualmente los grupos emergentes del paramilitarismo como los Rastrojos, Nueva Generación y Aguilas Negras se alternan en esta guerra que cobra cada vez más vidas.
¿Cómo está el panorama en lo referente a tasas de homicidios?
La tendencia ubica a Tumaco con 200 muertes violentas por 100.000 habitantes, esto es aterrador, pues la tasa nacional es de 32 y la departamental de 46.
¿Pero el conflicto es entre los grupos ilegales o también afecta a la ciudadanía en general?
Recientemente la Secretaria de Educación de Tumaco fue víctima de un atentado a bala que la dejó parapléjica y su asesora fue asesinada una semana después. Es palpable que algo pasa, pero aún no hay claridad sobre qué motivó estos hechos, hay rumores, pero yo no puedo entrar en detalles hasta tener certezas. Un Equipo de la Dijin se desplazó desde Bogotá y adelanta estas investigaciones.
Hay que tener en cuenta que Tumaco limita con la costa ecuatoriana, ¿qué reflejo de la situación llega allá?
En estos días leí unos estudios de universidades ecuatorianas donde se denuncia la grave situación que se vive en zonas como San Lorenzo, donde los problemas relacionados con el narcotráfico son palpables. Los cultivos están del lado colombiano, pero las mafias son tanto de Colombia como de Ecuador y en el vecino país la capacidad de coacción y acción armada también se perciben. Los jueces no quieren ir a sus trabajos, en general las autoridades y algunas comunidades están atemorizadas y en Ecuador, a veces, pareciera que prefieren mirar para otro lado.
Por el otro costado, en la cordillera y otras localidades como Samaniego, el conflicto no se detiene.
La costa limita con esas localidades de las estribaciones de la cordillera. Tenemos diez municipios en la costa y otra serie de poblaciones en la cordillera y piedemonte costero, que equivalen al 50% del territorio del departamento y al 25% de su población. Son 400.000 nariñenses en esta vorágine del conflicto.
Zonas donde fueron y son asesinados los Awá. Este año van 40 indígenas de esta etnia asesinados...
Efectivamente, allí fueron asesinados en febrero los indígenas del pueblo Awá y hace sólo unos pocos días en estos territorios, hacia la zona rural de Samaniego, también fueron emboscados y asesinados siete soldados. Son territorios de una selva espesa, de difícil control y por eso mismo caldo de cultivo para las acciones de los grupos ilegales.
Volvamos a Tumaco. En la zona urbana, aparte del miedo, se percibe insatisfacción, pobreza, desempleo...
Es que a Nariño y en especial a la costa, parece que les cayeron las siete plagas. Fíjese la crisis de las inundaciones que ocasionó el río Mira en el área rural a principios de este año. Por si fuera poco, se suma el difícil trance de los cultivadores de la palma de aceite. Las dos terceras partes de este cultivo se perdieron por la enfermedad de la pudrición del cogollo y el desempleo se disparó. Luego viene el tema de las pirámides y otros temas estructurales que marginan aún más a esta zona, como el caso del desplazamiento de comunidades de los otros municipios de la misma costa, zonas plagadas de coca.
¿Las aspersiones aéreas han disminuido el área de coca en su departamento?
En los últimos cinco años se fumigaron más de 100.000 hectáreas de coca, pero no se ha logrado acabar con el mal. En la actualidad, se calcula, persisten unas 20.000 hectáreas de coca en Nariño.
¿Cuál sería una salida al problema?
Nosotros hemos propuesto una nueva ruta y en dos municipios piloto que son Leiva y El Rosario y hemos logrado la voluntad de las comunidades. Cerca de 4.000 familias decididas a erradicar manual y voluntariamente la coca e iniciar procesos de desarrollo de la economía campesina. Aquí se suman iniciativas de las comunidades, autoridades locales, cooperación internacional y operadores con experiencia como la ONG Vallenpaz. Ya el Gobierno Nacional se comprometió que mientras dure la iniciativa no fumigará a estos dos Municipios. Queremos igualmente ampliar el proyecto a otras localidades como Policarpa y Cumbitara, pero hay que ir por pasos.
¿El otro 50% del territorio de Nariño, o sea la zona andina, cómo afronta esta problemática?
En ciudades como Pasto o Ipiales llegan reflejos de estos hechos, pero como casos aislados. Se han presentado algunos ajustes de cuentas, casos como panfletos intimidantes, pero no son una constante. En general, la tranquilidad regresó, incluso a municipios donde alguna vez se cultivó amapola y ahora no hay, allí los índices de violencia prácticamente desaparecieron.
En la zona andina se ven los problemas de la pobreza, pero esto es otra cosa.
Ya que habla de pobreza, cómo va el tema de las pirámides que tuvo en Nariño uno de los departamentos con más damnificados?
Con lo de las pirámides se perdió todo el ahorro de la región, más de $400.000 millones de los cuales la gente va a recuperar una cifra aún menor al 10%. Este proceso de los interventores ha sido muy lento y creo que el Gobierno no ha hecho lo suficiente. Sabemos de gente que hipotecó sus casas, que pidió créditos al sistema financiero tradicional y que ahora no tienen cómo responder ante esas obligaciones.
"En los últimos cinco años se fumigaron más de 100.000 hectáreas de coca, pero no se ha logrado acabar con el mal. En la actualidad persisten unas 20.000 hectáreas de coca en Nariño".
"Con lo de las pirámides se perdió todo el ahorro de la región, más de $400.000 millones de los cuales la gente va a recuperar una cifra aún menor al 10%. El Gobierno no ha hecho lo suficiente".
"El conflicto armado está golpeando con toda su furia a Tumaco. El control de las rutas del narcotráfico y todo lo que implica el negocio ilícito de la coca disparó también la presencia de actores armados".