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Denunciante Épico
| El fin del universo
Calificación: de
5,00 | El fin del universo por Heráclito Cuesta pensar en un antes del Big Bang y, por supuesto, en un después cuando nuestro universo llegue a su fin. De ahí la inevitable pregunta, ¿qué había antes? a la que se agrega ahora, ¿y después?
El problema es que pensamos desde nuestra manera de ver e interpretar el universo, empezando por el tiempo, un invento nuestro, lo mismo que el espacio. Medimos con base en puntos de referencia: cuánto nos demoramos en llegar de un punto determinado y cuánto recorrimos.
Pero antes del universo no había nada, no existían el tiempo y el espacio como los concebimos. La nada es vacío y de ahí que Stephen Hawking afirme que el universo no necesitó de una presencia divina para existir, simplemente porque en la nada no hay existencia.
Y ahora, con la reafirmación de la existencia del bosón de Higgs, del terreno teórico al práctico, explicando de cómo se crea la masa y con ello, la teoría de la gran explosión como origen del universo, encuentra nuevos argumentos.
Venimos de la nada e, infortunadamente, volveremos a ella, porque el universo tiene sus días contados. Son muchos todavía, demasiados, y lo más probable es que nuestra especie no llegue a contemplar el lúgubre final que le espera al lugar donde nació, creció, se multiplicó y luego desapareció la vida.
¿Y no dizque el universo es infinito? Volvemos a nuestra interpretación de medir incluso lo inmedible. El universo simplemente se expande desde su nacimiento, creando a su paso el tiempo y el espacio si nos atenemos a la interpretación humana, y un día, las galaxias se habrán alejado tanto, que este universo se convertirá en un lugar lúgubre, oscuro y muerto.
Si alguien pudiera contemplar el cielo dentro de 500 millones de años, no vería nada. Las galaxias se habrán alejado tanto que sólo se verá oscuridad, presagio de la muerte del maravilloso universo que así como nació, también desaparecerá para siempre.
¿Qué pasará después? No hay un después porque el tiempo morirá con él. Pero imaginemos, como ya teóricamente lo han hecho los físicos, que quizás haya otros universos, múltiples universos y solo somos uno de tantos, en permanente creación y destrucción.
Jamás lo sabremos, salvo que encontremos los mágicos portales con los que sueña nuestra imaginación y podamos saltar a otros universos y nuevas realidades. Es nuestro consuelo, tratando de escapar de lo que nos espera, indefectiblemente: nuestra desaparición.
Por ahora, recreemos el final del universo y luego, gocémenos este instante de vida que sigue siendo el más maravilloso fenómeno de cuantos pudieran existir: |
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