Colombia es minera…¡supéralo!
Por: Andrés Jiménez
Publicado 10:21 am, abril 19, 2013
En pocos días se cumple un año de vigencia del cacareado TLC con los Estados Unidos. Y ya proliferan las voces quejumbrosas, porque en vez del sector industrial o agrícola, el gran incremento en las exportaciones al mercado más grande del mundo ha sido a nivel de recursos minero-energéticos. Saltan fundambientalistas, indigenistas y tecnócratas de escritorio a convencernos de que es una terrible noticia.
Si se necesitara poner en 140 caracteres cuál es el problema fundacional de Colombia, puede reducirse a: por negarnos a reconocer nuestros dones, los transformamos siempre en maldiciones. Chile, por ejemplo, vive del cobre desde hace más de medio siglo, sin ningún problema. Tiene una de las economías más prósperas y tal vez el único estado de bienestar tipo europeo en América Latina. Perú, crece a niveles de economía asiática, y ha superado la pobreza y la desigualdad a ritmos muy superiores a Colombia. Su economía es fundamentalmente minera. Venezuela, hace muchos años vive del petróleo, mucho antes de las aventuras neobolivarianas. México también. Canadá….ni se diga.
Pero aquí nos resistimos. Por una mezcla de mohigatería disfrazada de tecnocracia, clasismo disfrazado de ambientalismo y baja autoestima colectiva, somos maestros del no dejar hacer, que es la peor forma de hacer las cosas. Porque igual se hacen, solo que de la manera más absurda posible. Me explico: hay oro en las montañas colombianas. Los pueblos precolombinos que habitaron este territorio, tuvieron el desarrollo orfebre más importante de toda América. Lo sacaban de las montañas y sí, de los páramos. Quienes han estudiado con seriedad el Páramo de Santurbán saben que la explotación de oro comenzó allí en tiempos prehispánicos. La colonización paisa -de la mano de la Escuela de Minas- fue un proceso minero. La riqueza de nuestro subsuelo es el motor de nuestra historia, pero nos avergonzamos de ello.
La razón es muy simple: si hay oro en una montaña, y al mismo tiempo grandes masas de población sin oportunidades, habrá minería. En lugar de hacer las cosas bien, nos las tiramos de santos (nótese que vamos a toda velocidad camino a una campaña presidencial de Santos vs. Santos), y lo prohibimos todo. Conclusión, minería ilegal, contaminación de las cuencas, retroescavadoras, deforestación, guerrilla, bacrim, mercurio, cianuro, contrabando, corrupción…..lo de siempre.
La argumentación que sustenta esta estupidez, es religiosa. Viene de la idea absurda de que la naturaleza es “buena” y el ser humano es “malo”, cuando si algo medio sabemos por cuenta de la ciencia es que somos primates, somos naturaleza. Nuestro entorno no está allí para no ser tocado, sino para ser aprovechado de la mejor forma posible. Si el agua es importante, hay que garantizar que siga fluyendo, para ser bien aprovechada. Si la biodiversidad es importante, hay que estudiarla, usarla, garantizar su subsistencia en forma inteligente. Incluso multiplicarla. Si una cultura raizal o indígena es importante, hay que asegurar su supervivencia, pero no desde los intereses o la visión acartonada de un antropólogo, sino de la comunidad misma.
Por supuesto, saltan las voces que aseguran que esto no es posible. Que no se puede hacer minería bien hecha, que la solución es no hacerla. Las mismas voces que se hacen de la vista gorda ante el desastre ambiental de la minería ilegal, que llaman “artesanal”. Pero sí es posible. Y como casi todo lo que tiene credibilidad en Colombia, el ejemplo tiene que venir de afuera.
La empresa canadiense Barrick Gold es posiblemente la empresa minera de oro más grande del mundo, e inició hace unos años una operación minera en Pueblo Viejo, República Dominicana. Arranca labores cumpliendo los estrictos estándares ambientales y de biodiversidad del Banco Mundial (IFC) y sigue cumpliéndolos. Como en el área de la mina existían cuatro especies de ranas endémicas amenazadas según UICN, se implementó un programa de compensación involucrando instituciones nacionales e internacionales del más alto nivel técnico, entre ellas el Zoológico de Toledo en Ohio, el Zoológico de San Diego en California, el Amphibian Arc de UICN y expertos de Brasil, Canadá, Estados Unidos y sorpréndanse ustedes…..Colombia.
El programa fue liderado por un equipo colombiano. Y ha permitido estudiar a fondo para el país y la ciencia estos anfibios, que eran totalmente desconocidos. Se creó un Programa de Cría en Cautiverio dentro del cual se donaron instalaciones al Zoológico de Santo Domingo hoy catalogado entre los mejores del mundo. Todo ello para aplicar estos conocimientos al plan de compensación y así entender la genética, uso de hábitat y modelos de ocupación del territorio de las ranas. Se han ubicado áreas protegidas en varias partes del país, con apoyo económico, técnico y de acompañamiento en la conservación, financiados por la operación minera.
Conclusión: la minería puede salvar la biodiversidad. Y para hacerlo no tenemos que importar talento. Ya lo estamos exportando, entre otras cosas porque aquí no hacemos nada parecido. El establecimiento académico nacional se niega a participar de estos procesos, por creerse moralmente superior a la minería. Están dedicados simplemente a administrar la pobreza haciendo labores taxonómicas que poco aportan a resolver los problemas reales que tenemos. Y eso sí, se quejan. Y se oponen.
Colombia requiere dejar atrás la mentalidad fatalista y apostarle a hacer las cosas bien. ¿Si fuera su hijo o hija, preferiría verlo/a participando de un proyecto así, o haciendo “minería artesanal”. Sí, yo pensé lo mismo.