En la noche en que los Gómez se midieron en medio de la incertidumbre de los resultados, Álvaro de Jesús salió avante y Hernán Darío siguió inmerso en la duda, sin hallar el camino que evite la brecha tortuosa del descenso en el año del Centenario. Medellín cayó ante un elenco huilense que con efectividad le asestó otro golpe contundente al ánimo del plantel antioqueño.
El desconcierto de Medellín se reflejó en la falta de confianza para tocar y asociarse. Todo el peso de la creación recae sobre Giovanny Hernández, perdido en medio de los volantes opitas, a quienes les bastó con hacerle sombra para quitarle influencia en la ejecución de las jugadas. Quizá el que más intentó rebelarse fue William Zapata, que propuso el mano a mano ante los zagueros huilenses pero poco pudo hacer para generar riesgo en el arco de Williams Buenaños, un espectador de lujo durante toda la primera etapa.
Huila fue práctico y no necesitó mucho esfuerzo para sacarle diferencia en el juego y en el marcador al conjunto antioqueño. Dos jugadas puntuales en 30 minutos fueron suficientes para desconcertar a Hernán Darío Gómez, impávido en el banco ante la falta de respuesta de sus dirigidos en el campo. El primer dolor de cabeza lo recibió de parte de Cristian Cangá, que sobre el minuto 14 abrió la cuenta. Luego vino el tanto que marcó el rumbo de la derrota. Lo marcó un ex Medellín: Tressor Moreno.
El chocoano tocó y buscó como en sus mejores épocas vestido de rojo, entró al área y venció a Leandro Castellanos, quien pese a su rápida reacción no pudo evitar la caída de su valla por segunda vez. El gol anestesió por completo al cuadro visitante, que se marchó al vestuario en medio de la zozobra del marcador y la escasa respuesta desde el plano futbolístico.
De golpe el duelo se tornó desigual, a pesar de que las necesidades de ambos conjuntos eran idénticas: escalar en la Liga y sumar para evitar el descenso. Huila le dio la lectura correcta al partido. Medellín, en cambio, fue un mar de incertidumbre. Un barco a la deriva en el Plazas Alcid.
Y la tendencia lejos estuvo de cambiar en el complemento. La tónica fue la misma y los huilenses volvieron a golpear primero. De nuevo por intermedio de Cangá, la joven revelación en un plantel plagado de gente con recorrido por las canchas del fútbol colombiano.
El atacante oriundo de Buenaventura liquidó la contienda a los 56 minutos. Fue el mazazo final para un ‘Poderoso’ debilitado que apenas tuvo reacción en el final con un par de goles de Germán Cano y Giovanny Hernández que decoraron la pizarra. Poco hubo del DIM en un partido clave que necesitaba de una respuesta certera para ratificar el respaldo que el plantel pregonó ante la opinión pública tras la igualdad ante Cúcuta.
Lo contrario ocurrió en Neiva, donde los opitas se plantaron y le regalaron una victoria convincente al cuerpo técnico que a punto estuvo de abandonar el barco.