Este relato se trata de una experiencia personal que me ocurrió a mis 21 años, y me sucedió con una chica que recién había cumplido 18 años. Se llamaba Ariana, una chica de piel blanca a quien conocí por un amigo mío, ella es su prima y quería que alguien le dé clases de matemáticas. Ella se estaba preparando para la universidad y mi amigo hizo que se contacte conmigo para que le dicte esas clases, porque yo estudio ingenieria y sé matemática. Y bueno, Ariana se contactó conmigo y quedamos que algunos sabados iban a hacer en mi casa las clases. Hasta la primera clase no la conocía en persona, sólo sabía su nombre, pero sí me impresioné al verla por primera vez para la primera clase, porque había ido con un jean apretadito y una blusita negra con tirantes que hacía lucir muy bien su piel blanca. Era imposible que el "muñeco" no se haya activado en ese momento. Entonces, le expliqué la primera la clase y también aprovechaba en conocerla un poco y que ella tambien me conozco. Ahi me enteré que recien habia cumplido los 18.

Yo vivo en casa con mis papás, pero justo un sábado que le iba a dictar clases a Ariana en mi casa, mis papás salieron a una reunión y ellos no sabían que ese día iba a ir Ariana a la casa, porque no todos los sábados eran las clases. Entonces, llegó Ariana en la tarde y al ver la casa casi silenciosa me preguntó por mis papás, yo le dije que habían salido a una reunión, asi que ella me respondio sarcásticamente "entonces estamos solos". Ya para esto, había ya un grado de confianza con ella, era si mal no recuerdo la 4ta o 5ta clase ese dia. Lo que sí me acuerdo que aquel día ella fue vestida con una blusita roja un poco escotada y con un leggin marron bien apretadito que le hacía notar un poco su conchita y su culito. Bueno, yo le dictaba las clases en una especie de biblioteca que hay en mi casa con una pizarra. Entonces, ya en la clase decidí que ella se acerque a la pizarra para que haga un ejercicio; mientras ella resolvia el ejercicio, yo trataba de acercármele y bueno, todo tiene un límite, y más aún cuando sabes que estás solo con ella. Entonces, llegó un momento en que me la quedé mirando fijamente, ella me dijo "qué pasa?" y yo sin pensarlo dos veces, la cogí por la cintura, me la pegué a mi verga y le dije que me gustaba mucho; ella me dijo "qué estás diciendo? no digas eso" pero no se despegaba de mi, me miraba fijamente los labios y tenia sus manos en mi pecho. Entonces, no le respondí y empece a besarle muy apasionadamente sus labios y el cuello, mientras le cogía su cintura por debajo de su blusa. Ella se dejaba que la manosee y como que ya empezaba a excitarse un poco; entonces, me la llevé a una silla para sentarme y tenerla de frente encima mío besándola y sintiéndole su conchita. Luego, la volteé para que se sentara encima mío y asi empecé a sentir su culito mientras le cogía su conchita. Y bueno, ya había llegado el momento de aplicar!!! asi que me la llevé punteándomela y cogiéndole sus pechos hacia el cuarto que era de la empleada que tuvimos, la recosté en la cama y comencé a desnudarla poco a poco. Primero, le fui quitando su blusita roja con el sostén, empecé a besar y a chupar sus pechos; despues le fui quitando el leggin y la dejé con su calzoncito negro. Yo ya estaba en calzoncillo, asi que me puse encima de ella, la seguía besando y sentía ya su cuerpito caliente. Entonces, mientras le quitaba el calzoncito me dijo "va a ser mi primera vez, soy virgen", yo le dije que no tuviera miedo, que confiara en mí. Tenía la concha casi peladita y cerradita. Entonces empecé a metérsela lentamente para que no le duela, pero era inevitable que ella empiece a gritar un poco. Pero, ya una vez que la tenía adentro y empeza a tirármela, esos gritos se fueron convirtiendo en gritos de placer. Qué rico era estar encima de ella penetrándola lento y sin condón, sentía su conchita caliente y bien mojadita, y lo más excitante era ver su carita sonrojada de placer. En verdad, en ese momento no quería sacársela por nada del mundo, tanto así que no me importó que se lo estaba haciendo sin condón y se la vacié en su concha. Fue riesgoso, pero felizmente no la embaracé, sin embargo fue una rica experiencia hacérselo a una virgen, nunca antes había inaugurado a una chica.