APRILIA
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La pequeña fábrica de Noale, en la provincia italiana de Venecia, nació poco después de terminada la II Guerra Mundial, fundada por Alberto Beggio.
Comenzó fabricando bicicletas con bastante éxito, aunque no tardó mucho en dar un paso adelante cuando en 1968 se hizo cargo de la compañía el hijo del fundador, Ivano Beggio, y empezó a interesarse por los motores. La primera moto Aprilia, un ciclomotor de 50 cc, fue perfeccionándose hasta salir al mercado en versiones llamadas Daniella y Colibrí, éste el primer ciclomotor de calle de la marca, hoy retomado para una línea de scooters.
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Pero fue en los años setenta cuando se introdujo uno de los modelos que haría célebre a la casa italiana, siempre a la vanguardia en diseño y originalidad. Fue la Aprilia Scarabeo, un clásico ciclomotor de Motocross, la cual impulsó el desarrollo en competición de la firma y su posterior evolución hacia las grandes cilindradas: en 1975, Aprilia presentó la RC 125, el primer prototipo pensado específicamente para la competición de Motocross, verdadera pasión de la marca en sus primeros años.
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Los años setenta, con Ivan Alborghetti como piloto principal, fueron días dorados para los italianos, pero con los ochenta llegó una crisis comparable con la del periodo de postguerra. Buscando la diversificación del negocio, lanzaron sus primeras motos de carretera y desarrollaron las grandes cilindradas. El Enduro y el Trial fueron las especialidades de fuera de carretera en las que entró la marca y consiguió sus primeros éxitos. Aprilia miraba fuera de Italia, buscando nuevos mercados.
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Ya entrados los noventa, la experiencia en competición les proporcionó, por ejemplo, las victorias del Mundial de velocidad de 125 cc y de Trial, ambos en 1992. Pilotos míticos de la competición han unido su nombre a Aprilia con títulos mundiales: Loris Reggiani, Tommy Ahvala, Max Biaggi, Capirossi, Rossi...
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La marca italiana se ha hecho un nombre indeleble gracias a sus máquinas de competición. El brillante departamento de pruebas para Enduro, Trial, Cross y Gran Premio proporcionó títulos, pero fue su introducción en los noventa en el mundo urbano, con las scooters, lo que dio a Aprilia un formidable tirón de ventas. Recuperó el nombre de Scarabeo, pero no para una moto de Cross, sino para sus scooters de ciudad con distintos modelos, desde los 50 cc hasta el medio litro de cilindrada.
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A finales de los noventa, la compañía continuó con su política de ser una empresa ensambladora y encargó fuera de sus factorías todas las piezas. Así, la marca veneciana suscribió acuerdos técnicos y comerciales con Suzuki, de modo que los japoneses motorizaron varios de sus modelos deportivos, dignos de la fama de Aprilia por sus buenos resultados históricos en velocidad. También llegó a compartir motores con modelos de BMW.
Por fin, en el año 2000, Aprilia compró las míticas marcas italianas Moto Guzzi y Laverda. Con este acontecimiento histórico para Italia, la compañía demostró que era ya, indiscutiblemente, una potencia multinacional que había superado todos los altibajos y hoy en día es el segundo fabricante de motocicletas de Europa. Actualmente Aprilia pertenece a la estructura de empresas de Piaggio, un gran grupo italiano en el mundo de la moto. Más de 600.000 motos al año (entre las cilindradas de 50 y 1.000 cc) y la presencia en más de 50 países son la tarjeta de presentación de la marca.
APRILIA RSV4 Factory APRC
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