El canto,que ha generado 'rating' en TV, también quiere atraer público en masa a la sala de teatro.

Jorge Hugo Marín marca la intención de la actriz, y Juan Manuel Lenis le muestra el diseño de movimientos, una serie de pasos aparentemente sencillos pero que forman parte de una coreografía que debe salir perfecta mientras el escenario gira, la utilería se atraviesa en el camino de los artistas y la música va llenando la sala. Asistimos a medianoche a un ensayo de Mentiras, el musical con el que el Teatro Nacional La Castellana quiere acabar con la apatía de un público que no tiene entre sus necesidades de primer orden asistir a teatro. Y el Nacional no solo le está apostando a un éxito comercial de otras latitudes sino que lo respalda con el talento joven de varias disciplinas. Nicolás Montaña, el director musical, ensaya las partituras con los actores y los chorros de voz salen para entonar los temas más populares de la sicodelia ochentera. La plancha está en furor y una historia divertida y sencilla es la punta de lanza que facilitará el debut en las tablas de algunos ‘toreados’ en canto y TV, pero novatos en teatro: como Adriana Bottina y Karoll Márquez. Verónica Orozco, divertida, grande en escena y segura, vuelve tras la maternidad que la convirtió en la guía de su pequeña Violeta. Alejandro Martínez regresa a sus comienzos de actor musical, y Carolina Sabino retoma una carrera que en su momento la convirtió en garantía de éxito para muchas piezas teatrales. Otros, como Diana Hoyos, con su maravillosa figura y facilidad de movimiento, completan un equipo de actores entre los que también están Paola Dulce, Vivi Osorio y Juana Rendón. Mentiras es un musical divertido para disfrutar en familia.
Alejandro Martínez, al igual que su compañera en Mentiras, Carolina Sabino, está pasando por una etapa profesional muy importante. Con su personaje de Herber en Escobar, el patrón del mal recuperó la admiración: “Es como haber entrado en una aprobación. Me encontraba a pelados de 20 años, que no me conocían como actor, y siempre resaltaban mi trabajo. Los amigos del medio también se dieron cuenta de que alcancé unos niveles interesantes”.
Fue escogido, como todos, en audición para el nuevo musical del Teatro Nacional y Vista Producciones. Allí es Emanuel, el protagonista, y pertenece al primer elenco de la puesta (hay otro grupo de actores que entrarán unas semanas después para que el primer elenco descanse). En lo musical también hay un resurgimiento: “Tengo un lugar en mi casa que es como un centro cultural, donde canto y toco guitarra. Con Mentiras es delicioso; estoy tratando de recordar lo fundamental del escenario. Están haciendo La maldición del paraíso, y yo haré la canción de la presentación. Un tema que interpreté hace años en mi último disco, se llamaba Canción del alma, pero ahora es una nueva versión. Ya no tengo aspiraciones muy grandes en lo musical. Eso de pertenecer a una disquera e ir con la música debajo del brazo a ver si la ponen a sonar en la radio, ¡ese ya no es mi sueño!”.

El inmediato es hacer su propio unipersonal: “Me están dando ganas de montar uno donde tenga el control absoluto de lo que vaya a decir o lo que vaya a cantar. Ese es el punto óptimo de cualquier actor: tener su propio espectáculo, dirigirlo y producirlo”. Su personaje en Escobar, el patrón del mal marcó un punto muy alto. Pero con su humor y sinceridad asegura que en Colombia es muy difícil escoger personajes: “Tengo una propuesta para una película en México con un director de Los Ángeles que me vio en la novela. Pero ojalá uno pudiera darse el lujo de escoger cada historia; lo que pasa es que toca hacer mercado y girar para los hijos”. El artista asegura que su vida profesional no va de la mano con la personal y es tajante al afirmar que eso queda claro: “Siempre he sido muy reservado, porque mi vida personal cambia día con día; como lo dice un parlamento de esta obra, por eso prefiero no hablar, porque lo que hable hoy, mañana puede estar desactualizado. No estoy casado, estoy divorciado desde hace mucho tiempo. En este momento tengo dos hijos hermosos que viven en Santa Marta con la mamá, y de resto, tranquilito, fresco y relajado (risas)”. Sí, fresco y relajado se le ve y da pie, a propósito de Mentiras, para preguntarle sobre la infidelidad: “Me han sido infiel y me ha dado duro. Yo también, de alguna forma, he engañado. Creo que todos hemos sido infieles en algún momento. Definitivamente uno no está diseñado para ser fiel. Nadie está diseñado para cumplir lo que se promete en un matrimonio, ¡es imposible! Por eso soy un caballo galopando por la pradera: libre (risas)”. Verónica Orozco
“Los hombres ‘perros’ me dan pesar”
Lupita, una secretaria atractiva, coqueta y enamorada de su jefe, marca el regreso a los escenarios de Verónica Orozco, quien después de rodar la película Sanandresito se concentró en el papel de mamá de la hermosa Violeta. “Tenía proyectos en TV; de pronto los haré en el segundo semestre. Ahora quiero estar con Violeta (que tiene 9 meses) y concentrada en el musical. Mi vida ha cambiado en todo, uno no vuelve a ser el mismo. Me ha dado duro no estar con mi hija pero tengo el apoyo de mi pareja, de lo contrario estaría frita”.

Y si secretaria viene de ‘secreto’, el que le guarda al hombre que despierta su instinto sexual, tiene que ver con lo que ocurre cuando se cierra la puerta de la oficina. “La infidelidad es un tema muy delicado, hace mucho daño y es muy doloroso. Con el tiempo de pronto se perdona, pero la herida queda. He tenido que entrar en esa encrucijada. Hoy sé que esas cosas pueden pasar y de pronto lo que falta es comunicación”.

¿Ha puesto cachos?
Me ha pasado cuando una relación está completamente acabada. No de una forma constante. Soy pésima mentirosa.

¿Qué piensa ahora que tiene una relación muy estable?
En lo posible hay que estar en pareja y comprometidos. Hoy que la vida va a mil, qué bueno hacer un pare y llevar relaciones estables y con confianza. Le apuesto a eso.

¿Quiénes son los hombres ‘perros’?
Son muy inseguros… me dan pesar. Son hombres que necesitan todo el tiempo reafirmación y sentirse bien, halagados por varias mujeres. Eso en el fondo esconde soledad y gran inconformidad. Una vez caí en las garras de uno y sufrí porque era muy chiquita; pero ahora entiendo que era un inseguro.
¿Y de las sinvergüenzas?
Si se la gozan y pasan rico así, pues qué delicia. Hay mujeres que les da rabia y las tildan de ‘zorras’ y les da furia, pero si son felices con eso…

¿Qué opina de quienes se meten en los matrimonios?
Siento que alguien entra hasta donde el otro se lo permite. Tiene la culpa quien está casado y abre esa puerta. Eso es peligroso. ¿Y las amantes?
Sufren mucho. ¡Qué dolor, qué ‘hueso’ de vida.

¿Qué mentira es inolvidable?
Me dijeron tantas… tuve un novio muy descarado con el que duré mucho, y al final hasta me daba risa. Era tan evidente que me mentía, que me reía de ver lo que inventaba.

¿Dice mentiras?
Cada vez menos. Es una estupidez. No existen las mentiras piadosas y no hace falta decirlas. Se vuelven una bola de nieve y una conlleva a otra.

Su personaje la hace ver como un símbolo sexual...
Lupe me saca la alegría y lo payasa que soy. Para mí, la sensualidad es esa seguridad que uno siente y refleja. No tiene que ver con estarse exhibiendo.