Esto me pasó en diciembre del año pasado...
Llevábamos chateando casi tres meses. Ella en una ciudad, yo en otra. Y por cuestiones de trabajo me toco viajar a su ciudad. Llego el día esperado y mientras visitaba empresas por la mañana, pensaba en cómo iba a ser nuestro encuentro. La verdad no la conocía bien físicamente, solo en una que otra foto pequeña que me había enviado. Quedamos de vernos para almorzar. Tan pronto la vi me llamó la atención: una flaca sexy con ojos cautivadores. Mi corazón latía rápido estando esos primeros minutos con ella. Nos saludamos y empezamos a hablar de cualquier cosa. Almorzamos y salimos de ahí a sentarnos en un parque. Seguíamos hablando de todo un poco y yo no podía dejar de quitarle la mirada de su provocativa boca adornada por ese coqueto lunar. Le dije que me tenían loco ese lunar y se abalanzó a besarme. Guau! Tremendo beso nos dimos ahí. Luego, mientras caminábamos rumbo a su trabajo el que se abalanzo esta vez fui yo. En ese callejón se mezclaron besos y mordiscos. Quedamos en vernos por la noche y se despidió de mi con un beso en la mejilla y una picada de ojo. Me fui a seguir trabajando con la sensación de que estaba flotando.
Por la noche nos vimos cerca al hotel donde me estaba hospedando. Comimos algo ligero y fuimos a tomarnos una cerveza a un bar. Besos van y besos vienen y le pregunte: quieres conocer mi cuarto? Me contesto que si con una mirada de deseo y complicidad que no olvidaré…
Llegamos al cuarto y seguimos besándonos, nos empezamos a quitar la ropa y me pidió que apagara la luz. Solo quedo la luz de la t.v. Me sentía como un adolescente en su primera vez… aquí les confieso algo: era la segunda vez que estaba con una mujer ya que solo había estado con mi esposa…
Nos quedamos en ropa interior y nos acostamos en la cama. Quedé entre sus piernas y, mientras besaba sus bellos senos (ahí encontré otro lunar) ella rozaba su vulva contra mi pene (el cual ya estaba erecto y mojado). Al momento que me quite el bóxer y le quite sus lindos cacheteros, sentí un delicioso aroma que salía de su sexo completamente depilado. Ahí mismo ella me llevo hacia arriba: Ella acostada, mi pene quedo a la altura de su cara y empezó a darme una chupada increíble, lamió una de sus manos y tomó mi miembro llevándolo a la boca y masajeándolo de una forma increíble, mientras jugaba con mis testículos. Ver como mi pene entraba y salía de su boca recorriendo con su lengua todo mi tronco era placentero. Luego baje a su vulva y empecé a besarla y lamerla. Le metí dos dedos mientras succionaba su clítoris el cual estaba duro y sobresalía un poco haciéndolo ver muy excitante y fácil de chupar. Separar sus labios y dejar mas al descubierto su clítoris hacia que ella se estremeciera mojando mas y mas su cosita. Lamer sus líquidos era algo que siempre tuve en mente y lo estaba haciendo en ese momento. Luego de un rato le dieron ganas de ir al baño, así que aproveche para verla desfilar de la cama al baño. Las ganas de querer comernos estaban a mas no poder.
El que estaba acostado en la cama era yo y ella se subió a cabalgarme. Tomo mi útil y lo acomodo en su agujerito. No se si ella lo introdujo o si yo la arremetí (a lo mejor fue al tiempo que lo hicimos). Sentir como entraba mi pene en otra vagina, como apretaba con su húmeda vulva mi pene completamente duro, ver como ella empezaba a moverse de una manera (cual película porno) y oírla gemir delicioso era increíble. Quería calmar esas ganas que le tenía desde cuando empezamos a chatear cosas hot hace unos meses. Me incorporé y la acosté al borde de la cama: la clavaba rápido y con fuerza. Entraba delicioso. Se notaba que le gustaba así ya que empezó a gemir más duro y así acostada se empinó un poco para mover sus caderas. Que comida que nos estábamos dando! Nuestros cuerpos sudorosos se unían mas y mas; ella pasaba su mano por mi pecho y se quedaba mirándome. Yo veía su cara de placer y la oía gemir y decir que le gustaba mucho mi pene (luego me confesaría que era raro que ella hubiera dicho algo, porque generalmente era callada y simplemente respondía a lo que le decían).
Luego de una hora de pasearnos por toda la cama, de ella recibir una llamada de la casa (estoy en cine, dijo) y de ir otra vez al baño… terminamos como habíamos empezado: yo acostado y ella encima moviéndose de una forma brutal. Era tal el grado de excitación que luego me contó que en ese momento sentía lo mismo que cuando se masturbaba. Yo la agarré fuertemente de las nalgas haciéndola que se clavara mas y mas en mi pene que estaba a punto de estallar, mientras ella se movía en todas direcciones sobre mi. Sentía que ella temblaba y trataba de salirse de mi pene, ahí mismo la cogía duro de las nalgas y volvía a clavarla. Eso pasó como 4 o 5 veces. Nunca me habían hecho llegar de esa manera…
Al final, se despidió de mi con un beso en la mejilla. Antes había tenido la posibilidad de serle infiel a mi esposa pero no había querido. Esta vez todo fue diferente: había hecho lo que quería hacer con alguien que fue muy especial para mi.