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Denunciante Bronce
 |  Allen Iverson, un multimillonario sin fortuna
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La vida del jugador de baloncesto Allen Iverson, como la de todos, está marcada por varios puntos de inflexión. Los que te llevan, muchas veces sin elegirlo, a cambiar de rumbo. Sólo que en su caso esos puntos tocan lo más alto antes de emprender un vertiginoso descenso que parece no tener fin.
Si la trayectoria de Iverson se representase con una gráfica, el primer punto de inflexión de esa línea discontinua que baja, sube de manera imparable y vuelve a caer lo encontraríamos a sus 17 años.
Con esa edad se vio envuelto en una pelea en la que, supuestamente, terminó estampando una silla en la cabeza de una chica. Iverson aún era menor, pero fue juzgado como mayor de edad. La condena, como casi todo en su vida, fue hiperbólica: 15 años de prisión.
El siguiente punto de inflexión lo dibujó Douglas Wilder, el gobernador de Virginia que le concedió el indulto. Entre los dos puntos pasaron varios meses en los que Iverson estuvo en un correccional. El entrenador de Georgetown John Thompson convenció a la futura estrella de la NBA para que aceptara una beca universitaria.
Iverson brilló en sus años universitarios, que no pudo completar porque una de sus hermanas necesitaba cuidados médicos y se hacía necesario su paso a la NBA para pagar el tratamiento. Fue seleccionado por Philadelphia 76ers como número uno del draft de 1996.
En los siguientes años, los Sixers pasaron de ser uno de los peores equipos de la NBA a meterse en los playoffs. Iverson tuvo mucho que ver en ese cambio radical con promedios que rondaban los 30 puntos por partido. En el año 2000 jugó su primer All Star. Lo hizo como titular y acabó con 26 puntos y 9 asistencias.
Al año siguiente ya no rondó los 30 puntos de media por partido. Lo superó (31,1). Y en los playoffs pasó una ronda tras otra con Philadelphia hasta alcanzar la final de la NBA. Iverson y los Sixers comenzaron muy bien la final, pero los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal se encargaron de llevar el título a Los Ángeles.
Iverson fue acumulando dinero en la misma medida en la que coleccionaba actuaciones estelares. Después de su larga estancia en Philadelphia, Iverson jugó en Denver, Detroit y Memphis antes de volver a los 76ers en 2010, pero sin la fuerza de antes y lastrado por las lesiones. De nuevo un problema de salud de un familiar, en esta ocasión su hija, se cruzó en su camino e Iverson dejó el equipo. En enero de 2011 se retiró después de un corto periplo en el Besiktas turco.
Iverson acumuló más de 150 millones de dólares como jugador. Apenas queda rastro de esa cantidad, dilapidada en malas inversiones, en el juego (algunos casinos le negaron la entrada) y en el proceso de divorcio de su esposa. Iverson ha perdido incluso su lujosa mansión en Atlanta, valorada en 4,5 millones de dólares.
En el último año se ha especulado con su vuelta a las canchas tanto en la NBA como en destinos más exóticos como China y Puerto Rico. Los últimos rumores le acercan a la Liga de Desarrollo. Sería otro pico de sierra para trazar en la gráfica de su vida. Pero también un respiro para su asfixiante situación económica y personal.
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