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pakirris
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Predeterminado Respuesta: Aterradoras evidencias contra tres concejales por el ‘carrusel’ de la contratación de Bog

...sigue parte 3




Andrés Camacho (arriba) se estrenó como concejal en 2008 y testimonios lo señalan como el concejal del contratista Julio Gómez (abajo). Con él desarrolló un particular modus operandi de contratación con las alcaldías locales en la administración de Lucho Garzón. La Fiscalía investiga propiedades que están a nombre de familiares suyos, como una casa en este lujoso condominio en Aposentos, que reveló la revista Dinero. Si bien dos de sus hermanos son exitosos profesionales en Estados Unidos, SEMANA estableció que Camacho invirtió sumas importantes en esta casa y otros bienes.


Camacho: el concejal de Julio Gómez

El hoy concejal Andrés Camacho no era como Hipólito Moreno, el presidente del Concejo, pero tenía ventaja por partida doble a la hora de la feria de los contratos. En primer lugar, era la ficha del contratista Julio Gómez en el esa entidad, así se lo dijo a la Fiscalía Emilio Tapia y se lo ratificó a esta revista una persona allegada a él. Su otra ventaja era que si bien Hipólito Moreno era el ‘dueño’ del director de la unidad de mantenimiento de malla vial, el elegido para ocupar ese cargo resultó ser Iván Hernández Daza, el mejor amigo de Andrés Camacho. De hecho, Hernández es el padrino del hijo de Camacho.


Andrés Camacho, según lo ha confesado Emilio Tapia, era un experto en uno de los modus operandi que más utilizó el cartel de la contratación para saquear el erario bogotano: “Los convenios interadministrativos con universidades”. De esa manera se evitaba hacer licitación. “La universidad, a su vez, escogía tres fundaciones para ejecutar los contratos –explicaba Tapia–. Pero las fundaciones eran de Camacho. Eso se daba a dedo. Y eran casi siempre charlas, seminarios, capacitaciones. Unas cosas que dejan toda la utilidad”. Una persona que trabajó en una de esas fundaciones le dijo a SEMANA: “Del total del contrato, nosotros utilizábamos el 40 por ciento para ejecutarlo y el 10 por ciento para gastos administrativos. Es decir, la mitad del contrato nos quedaba como ganancia”.


Hay un aspecto interesante y es que esos estrechos vínculos entre el concejal Camacho, el contratista Julio Gómez y el director de la unidad de reparcheo Hernández, no se dieron de repente en la alcaldía de Samuel Moreno. Desde muchos años antes los tres se conocían y habían trabajado juntos. “Cuando Camacho fue alcalde de Kennedy (2000), Julio Gómez ya llevaba años en lo de la contratación. Fue su maestro”, explica una fuente.


Curiosamente en 2005, apareció un escándalo que ya mostraba los primeros pinitos de ese modus operandi. La revista Cambio denunció que una universidad había sido creada en 2005 y, a pesar de que en 2006 solo tenía 97 alumnos, a través de ella hicieron convenios interadministrativos por 1.500 millones de pesos con ocho alcaldías locales de Bogotá. Lo curioso es que de un lado estaba Iván Hernández, que en ese entonces era asesor jurídico del Fondo de Educación Superior, que entregó esos dineros. Y del otro lado, Andrés Camacho, que era el que estaba detrás de tres de las fundaciones con las cuales contrataron. Para esa época, Camacho había dejado a un lado la política para dedicarse a los contratos. En ese mismo 2005, el contratista Julio Gómez estaba en el ojo de la polémica como cabeza visible de una cooperativa llamada Coopmunicipal, que se ganó contratos por 52.000 millones en ocho alcaldías locales. Eso equivalía al 40 por ciento del presupuesto de dichas entidades. La veedora distrital en ese momento, María Teresa Garcés, lanzó una alerta a la ciudad.


Esa época era la de la alcaldía de Lucho Garzón (2004-2007). Una juiciosa investigación hecha por la edil de Teusaquillo Gloria Oramas y otros cuatro ediles encontró que las alcaldías locales les daban los contratos a las universidades Unad y Alma Máter, pero ellas no ejecutaban sino que lo subcontrataban con cinco fundaciones, que funcionaban en la misma sede, una casa en el barrio el Polo de propiedad del concejal Camacho Casado. A principios de 2008 cuando Camacho fue elegido por primera vez concejal, las cinco empresas cambiaron de nombre y siguieron subcontratando a través de convenios administrativos.


En esa época, también aparece otro personaje, Mercedes del Carmen Ríos. Había sido primero alcaldesa local de Bosa y luego, en el gobierno de Garzón, dio el salto a ser alcaldesa de Suba. Después, con Samuel Moreno se convirtió en la secretaria de Integración Social y entregó muchos de los contratos por convenios interadministrativos.


Todos ellos –Julio Gómez, Andrés Camacho, Iván Hernández, y Mercedes Ríos– eran amigos de tiempo atrás. Por lo menos, así se lo confirmó una alcaldesa de la época de Lucho Garzón que solía frecuentar restaurantes de la zona T y la zona G con ellos.


¿Dónde está la plata?

Seguirle la pista a la plata de Andrés Camacho es un poco más complicado porque si bien aparece relacionado con varios bienes, también es cierto que algunos de sus hermanos son profesionales exitosos. Uno de ellos, por ejemplo, es directivo de una multinacional en Florida. Sin embargo, la Fiscalía tiene en su poder información para investigar sobre dos propiedades en Orlando y Miami. Así mismo, el origen de los bienes de una casa que le construyeron a la persona que ha sido como su madre en un lujoso condominio en Aposentos y una finca en Villa de Leyva. Aunque, varios de esos bienes aparecen a nombre de sus hermanos, hay testimonios que aseguran que el concejal Andrés Camacho contribuyó con una parte significativa del dinero para la casa de Aposentos y es prácticamente propietario de la finca de Villa de Leyva. Entre otros.



José Juan Rodríguez: el concejal del IDU



El concejal José Juan Rodríguez, (arriba) gracias a su afinidad con la entonces directora del IDU, Liliana Pardo, fue uno de los más beneficiados. Según dijo Inocencio Meléndez, subdirector del IDU, a la Corte, él fue el que ‘manejó’ la entrega del Transmilenio de la 26. Habitantes de Somondoco han denunciado que un hombre humilde del pueblo le sirve de testaferro en la compra de bienes.


El caso del concejal José Juan Rodríguez es particular. Él no tenía tanto poder, solo era un concejal más, pero su relación sentimental con Liliana Pardo, la directora del IDU, lo catapultó como uno de los preferidos para el manejo de contratos en la alcaldía de Samuel Moreno. Al menos, eso es lo que han dicho, dos de los protagonistas del cartel de la contratación en sus interrogatorios.


Según consta en la información que Emilio Tapia le dio a la Fiscalía hace poco más de un año, el concejal Rodríguez logró que ascendieran a Liliana Pardo, durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, de gerente del Fondo de Vigilancia a Directora del IDU. No es muy claro por qué este concejal podía poner a la directora del IDU, pero una de las hipótesis es que el contratista Julio Gómez quería tener a alguien manejable en ese cargo para cuando tuviera lugar la adjudicación de la Fase III de TransMilenio (la de la calle 26 que terminó en desastre). Inocencio Meléndez, que fue el director jurídico de Liliana Pardo en el IDU, y era su confidente, le dijo a la Corte Suprema: “Concretamente la persona que lleva a Liliana Pardo al IDU, el que se la presenta a Julio Gómez, el que estaba detrás de ella, era el concejal José Juan Rodríguez Rico, que era realmente el mentor de ella”.


Ese contrato, que a la postre se convirtió en el detonante del fin de la alcaldía de Samuel Moreno, se entregó en los últimos días de la administración de Lucho Garzón. Según la versión de Emilio Tapia, el concejal José Juan Rodríguez y Julio Gómez fueron los encargados de manejar ese contrato. De hecho, Gómez fue condenado por ello. Inocencio va más allá y dice: “El cerebro de las cesiones de contrato de la calle 26 fue el concejal José Juan Rodríguez Rico”.

Lo más curioso es que en la administración de Samuel Moreno Liliana Pardo quedó en el IDU como ‘cuota’ del contratista Julio Gómez. Sin embargo, según el testimonio de uno de los involucrados, ella seguía privilegiando al concejal José Juan. “Los famosos contratos de malla vial que son los que tienen enredados a Samuel Moreno y a los Nule, eran en total seis y no dos. Y de los otros cuatro, tres le tocaron a José Juan”, dijo uno de los que están confesando. José Juan Rodríguez tiene 37 años, y ya va por su cuarto periodo en el Concejo. Su habilidad para la manzanilla, dicen, la heredó de su padre el exsenador Gustavo Rodríguez Vargas.

continua parte 4...


Última edición por pakirris; 03-03-2013 a las 14:01:46
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