 Denunciante Leyenda
 |  ¿Se acerca el fin de la era Castro en Cuba?
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Expectativa mundial generó esta semana el anuncio del presidente cubano, Raúl Castro, sobre sus intenciones de abandonar su cargo cuando culminen, en el 2018, los cinco años de su nuevo mandato. Y no podía ser de otra manera.
Después de más de cinco décadas de férreo yugo, en la isla llegaría al poder alguien que no lleva el Castro como apellido. (Lea también: Miguel Díaz-Canel, el heredero de Raúl Castro).
Quizá igual de importante, Raúl prometió una reforma constitucional que limitará la presidencia a solo dos períodos.
Ese alguien, todo indica, sería Miguel Díaz-Canel, un abogado de 52 años que ni siquiera estaba vivo cuando estalló la Revolución, en 1953, y que acaba de ser nombrado vicepresidente.
Lo que muchos se preguntan ahora es qué seguirá en La Habana una vez la familia ‘imperial’ se haya hecho a un lado.
Si bien en su discurso del domingo pasado Raúl dejó claro que su anuncio no implica un retorno al capitalismo, sí indicó que está en marcha un relevo generacional. “No fui escogido para restaurar el capitalismo en Cuba, fui elegido para defender, mantener y perfeccionar el socialismo (...). El nombramiento de Díaz-Canel es un paso definitivo en la configuración de un liderazgo futuro para la nación a través de un proceso gradual y ordenado de transferencia a las nuevas generaciones de puestos claves”, sostuvo el octogenario presidente, que recibió el poder de su hermano Fidel en el 2008.
De acuerdo con Riordan Roett, director del programa para el Hemisferio Occidental en la Universidad Johns Hopkins, lo que quiere decir ese anuncio es que los Castro han diseñado una transición que no generará mayores sobresaltos ni alterará la estructura política en el corto o mediano plazo: “Han escogido y cultivado un sucesor que es aceptable para el Partido Comunista y que no se saldrá del libreto o dará sorpresas. Al menos en estos cinco años que aún le restan a la hegemonía Castro”.
En eso coincide Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano. Los ‘Castros’ –dice– han hecho todo lo posible para asegurarse de que el sistema continúe una vez ellos desaparezcan.
“Hay una fuerte burocracia establecida, y partidarios muy disciplinados, como Díaz-Canel, están listos para continuar con el proyecto. No sería sorprendente que el sistema permanezca virtualmente intacto. Aunque es difícil de predecir, lo que sí parece improbable es que el sistema entero, que se construyó a lo largo de más de cinco décadas, colapse y, de repente, florezca la democracia”, dice Shifter.
Además, añade el analista, aparte de un pequeño grupo de disidentes, en Cuba no se ha permitido que florezca una esfera política distinta de la del régimen.
Dicho eso, añade Roett, es probable que una vez los Castro desaparezcan del mapa se acelere el proceso de reformas y apertura económica que inició el mismo Raúl, aunque paulatinamente.
En lo que coinciden los analistas consultados por EL TIEMPO es en que la ausencia de los Castro probablemente desatará una puja interna por el poder de impredecibles consecuencias.
“Por lo general, estos líderes que se han perpetuado en el poder siempre intentan evitar las riñas que seguirán a su desaparición, pero la historia demuestra que estas siempre terminan dándose”, sostiene Dan Restrepo, hasta hace poco consejero de Seguridad Nacional para el presidente Barack Obama.
Pero así Raúl designe a su sucesor, advierte Shifter, las apuestas podrían cambiar una vez mueran los hermanos Castro.
El futuro del embargo
Lo interesante del anuncio de esta semana, opina Restrepo, “es que los Castro están contemplando una Cuba sin ellos, o al menos se lo están anunciando al mundo”.
Y para Tomás Bilbao, del Centro para Estudios Cubanos, con base en Washington, eso es trascendental.
La dinastía “Castro ha descalificado a todos los comandantes históricos (y a cualquier otro miembro de la familia). Tenemos que estar preparados para un gobierno cubano sin ellos en el poder”, sostiene Bilbao, refiriéndose no solo a Fidel y Raúl, sino a los viejos camaradas de la revolución.
Muchos han especulado que, con la salida de los Castro, Estados Unidos podría levantar el embargo comercial al que somete a la isla desde 1960. Pero ante eso, Restrepo tiene reparos.
“El cambio en la relación bilateral dependerá no de quién esté en el poder en Cuba, sino de las políticas que adopten. Si respetan los derechos humanos, si hay movimientos hacia la democracia, entonces habrá nuevos espacios. Si no, todo sigue igual”, afirma Restrepo, el estadounidense de origen colombiano que durante sus casi cuatro años en la Casa Blanca tuvo a su cargo el tema de Cuba.
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