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Denunciante Ultra
 |  Las alarmas se disparan en Barcelona tras perder contra el Real Madrid
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 | La derrota ante el Madrid, una semana después del tortazo ante el Milán, deja al equipo azulgrana en una situación muy delicada  Barcelona despierta el miércoles con mala cara, silenciosa la gente en su camino hacia el trabajo. De repente, el conjunto azulgrana ha dejado de competir como sabía y escuece mucho el repaso del Real Madrid en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey (1-3). Es más la forma que el fondo y el hecho de que llegue justo una semana después del tortazo ante el Milán en la Champions (2-0). Saltan las alarmas en el Camp Nou. No hay aparente explicación porque el equipo azulgrana funcionaba como un reloj hasta hace nada. Goleó al Getafe en aquel domingo que estrenaba horario al mediodía y desde entonces se apagó la estrella. El Milán, un equipo con más nombre que recursos, le ridiculizó en Europa y ahora es el Madrid el que deja al Barcelona muy tocado. El conjunto catalán está en un bajón físico considerable. No presiona como lo hacía y llega siempre un segundo tarde al rebote, incapaz de luchar en los balones divididos. Ante el Madrid, se quedó pasmado y fue incapaz de leer el partido, en el que se sabía que los blancos apostarían por su velocidad a las contras. Anímicamente, hay un desequilibrio notable. Esa derrota ante el Milán fue tan inesperada que no se ha recuperado y la gente contagia a los jugadores. El entorno siempre ha sido indescifrable y se ha olvidado en un periquete de todos los años buenos que se han vivido hasta la fecha. El martes, en el clásico, la gente volvió a estar más pendiente de los factores externos como el árbitro que del propio fútbol. El resultado fue un paseo del Madrid, que jugó a su antojo. Y preocupa Leo Messi, sin que sea un pecado decir que está mal. Tiene todo el crédito del mundo, todo el que quiera, pero la realidad es que lleva unos días algo más apagados. Los números le dan la razón, con 49 goles en lo que va de temporada, pero ha fallado en tres partidos trascendentales: los dos de Copa contra el Madrid y el de Milán. En ninguno ha marcado y se la ha visto lento y sin recursos. El murmullo se extiende por la grada y se echa mucho de menos a Tito Vilanova, quien se apaña como puede para dar órdenes desde su teléfono móvil. La afición cuestiona la capacidad de Jordi Roura y los medios locales señalan que el Barcelona vive en la autogestión, sin un líder que maneje la nave. No hay plan B y volvió a quedar demostrado con la visita del Madrid. El conjunto blanco lleva unos cuantos partidos sintiéndose muy cómodo en el Camp Nou y Mourinho gana desde la pizarra mientras el Barcelona se queda sin ideas. En la vuelta de las semifinales de Copa, jugó con el once de gala y cuando vio que no salía nada, entró David Villa, señalado en la previa para que fuera titular. Los periódicos tratan de levantar el ánimo de la afición, pero no hay consuelo que valga. Nada duele más que perder ante un Real Maadrid al que se le podía dejar muy herido, y más perder de esta manera. Desde ya, el cuerpo técnico se pone a trabajar para alzar el ánimo de las tropas porque el 12 de marzo es la vuelta de la Champions contra el Milán y caer ahí sería durísimo. A estas alturas, y unas horas después de la derrota, poca gente confía en una remontada mágica. ABC
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