No me gusta el autoritarismo de Correa ni su populismo, pero hay que reconocer que de un Estado fallido sin gobernantes estables, instituciones frágiles y una economía al borde del precipicio, hoy Ecuador tiene una economía próspera gracias a los buenos precios del petróleo y a que Correa no regala las ganancias a otros países sino que las invierte en programas sociales. Además, recuperó la credibilidad en las instituciones del Estado y fortaleció la presidencia.

Dice él mismo que cuando termine este mandato... aunque no se descarta que busque alargar su poder con otro mandato más, se va a vivir a Bélgica, país de su esposa, y no va a joder la vida como Uribe, es decir, se retirará de la vida pública. Ojalá, aunque el poder absoluto es una enfermedad crónica de la que pocos se curan