Recordé en otro comentario la entrevista a la escritora nicaragüense Gioconda Belli en Cartagena cuando asistía al pasado Hay Festival. Con la lucidez que tienen pocos en la región le daba su verdadero nombre a la revolución chavista.

Nada tiene que ver con la izquierda. Es simplemente el regreso del populismo tradicional de América Latina, disfrazado con otro nombre. Chávez no es sino un Marcos Pérez Jiménez, un Anastasio Somoza o un Rafael Leonidas Trujillo, reencauchado. De ahí su conservadurismo religioso a la par con el asistencialismo populista.

Gioconda, señalaba en cambio, que la izquierda real presente en la región se podía palpar en Brasil, Uruguay o Chile, con modelos económicos de fuerte contenido social, pero dentro de las reglas democráticas. Bachelet, Mujica y Lula son los verdaderos izquierdistas de la región.

Al margen: en el programa 7-24 del canal Caracol, se entrevistó hace poco a Uribe y se le ponía de presente que el enfrentamiento entre las dos derechas, la suya y la de Santos dividiría su fuerza electoral y podría abrirle la posibilidad a la izquierda de ganar las elecciones como sucedió en el Perú con Ollanta Umala.

Para sorpresa de los televidentes, Uribe, que no da su brazo a torcer, no contestó la pregunta sino que dedicó toda la respuesta a elogiar a Umala, calificándolo como un extraordinario estadista, pese a su izquierdismo radical. En otras palabras, cualquiera, incluso el diablo, es mejor que Santos.

Ni siquiera es consecuente con sus ideas. Sólo el odio lo mueve.