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Antiguo 30-01-2013 , 18:01:36   #7
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Predeterminado Respuesta: De viaje con la cuñada.

Abrazado fuertemente a ella giré sobre mi costado para cambiar de postura y que ella se pusiese encima. Continúó cabalgándome rápidamente, rompiendo el tempo y el ritmo de su movimiento de caderas. Primero arriba y abajo, despues haciendo circulos, despues moviendose en vaivén... ella lo estaba disfrutando mientras yo acariciaba desde abajo las tetas con las que tantas veces había fantaseado.

Se inclinó hacia adelante momento en el cual aproveché para morderle suavemente uno de sus pechos. Lo aprisioné entre mis labios y sin dejar que se escapase jugueteaba con mi lengua contra su pezon.

La ventaja de tener unos pechos pequeños es que son facilmente manejables, de modo que forzando un poco la mandíbula podiá meterme su teta prácticamente entera en la boca, cosa que a ella parecía encantarle.

Mientras le comía las tetas, ella jadeaba y apretaba su pubis contra el mío buscando la máxima presión de su clítoris contra la base de mi rabo.

Le agarré las manos y entrelazamos nuestros dedos mientras nos fundíamos en un intenso y apasionado beso. Noté como estaba a punto de correrse de nuevo así que aumenté el ritmo de mis movimientos.

Ella se incorporó, quedando agarradas nuestras manos, sus pechos sacudiéndose arriba y abajo y en ese instante no pudo contenerse más dejándo escapar otro intenso gemido de placer mientras se corría mirándome fijamente a los ojos.

Yo intentaba retener mi clímax, pues quería disfrutar al máximo de aquella primera y por lo visto única ocasión de follarme a mi cuñada. Cuando terminaron sus últimos espasmos de placer, saqué mi polla de su coño y la empujé hacia atrás dejándola descansanar apoyada sobre su culo mientras procuraba bajar mi calentón.

Ella, sentada a horcajadas sobre mi, terminaba de reponerse de ese apoteósico orgamo mientras me comía a besos y mordisquitos.

-2 a 0, voy ganando...; se rió burlonamente.

-Uno que es así de generoso con sus amantes, que las hace enloquecer de placer.

-Pues la verdad es que sí. Yo no sé si es por lo morboso del calentón, pero hacía tiempo que no me follaban así. Ya había oído yo cosas de que eras un gran amante, pero nunca pensé que mi hermana se refiriese a esto.

-¿Pero cómo?.. ¿Acaso os contáis estas cosas?...

-Bueno hombre, cosas de hermanas.... tu no lo entenderías. Y venga, sigamos que va siendo hora de darte a ti placer ¿no?.

-¿Y qué placer vas a darme tu?; pregunté irónicamente mientras mi dedo volvía a comenzar a acariciarle el agujero del culo.

-Eh, no.. no vayas por ahí..

-¿Por donde no puedo ir?, pregunté burlonamente mientras le metía de nuevo mi dedo índice.

Apretando nuevamente el culo me confesó que nunca había practicado sexo anal y que no se veía capaz de hacerlo. Que los lametazos que antes le había propiciado había sido su experiencia más cercana y aunque le habían resultado especialmente placenteros, tenía miedo de que lo doliese que la follaran por detrás.

Intentaba convencerla de que no tenía porque tener miedo, que si se relajaba no le dolería, bla, bla bla y todas esas cosas que decimos los hombres cuando nos niegan la entrada por la puerta secundaria.

Ella intentaba encontrarle acomodo a mi dedo, como queriendo cumplir su parte, pero cada vez que presionaba un poco más de lo permitido enseguida notaba la presión de su esfinter bloqueando el avance.

-Sientate tu encima de mi polla, así controlas la situación.

Excitada como estaba, y pensando que tal vez era una buena oportunidad para probar nuevas experiencias, se animó a intentarlo de modo que levantó un poco el trasero para dejar que mi polla enfilara su virginal culo.

Abriéndose las nalgas con las manos asentó mi capullo contra su esfinter, mientras yo guiaba el proceso ayudándome con mi mano.

Mirándome fijamente a los ojos, como diciendome "Lo hago para ti", dejo recaer su peso sobre mi polla mientras yo la sujetaba para evitar que se moviese y se escapase del objetivo.

Debido a andar jugueteando previamente con mi dedo, y dada la cantidad de flujos que lubricaban todo aquello, el glande pareció entrarle sin mucha dificultad pero al notar las primeras molestias de mi polla abriéndole las entrañas, dejó de seguir bajando el culo manteniendo el control sobre la profundidad.

-Aaahhh... ¡me lo rompes!..; me jadeó morbosamente.

Yo empujaba mi cadera hacia arriba, como intentando avanzar más allá, pero al mantenerse ella encima controlaba perfectamente hasta donde podía llegar.

Mantuvimos "esa lucha" unos minutos, mientras ella intentaba relajarse para dar cabida al nuevo inquilino y yo la sujetaba firmemente con la mano para que no se le moviese y se escapase en un descuido.

Viendo que no era capaz de ensartársela más adentro, quiso cambiar de postura y se giró dándome la espalda, apoyándose en sus pies y cuidando con las manos de no perder el equilibrio.

Ahí en cuclillas encima mía, podía verle el ojete abierto, colorado por la fricción de los movimientos, invitándome a desflorarlo.

Se metió su propio dedo un poco, intentando agrandar el agujero que parecía no querer abrirse, y a continuación me la agarró con firmeza para dirigirla nuevamente hacia su oscuro tunel.

Aunque el resultado no era mucho más esperanzador, verla en esa postura me provocaba una mayor excitación visual así que entre eso, y los roces adentro y afuera sobre la punta de mi capullo, estaba a punto de correrme.

-Déjalo estar, hoy no es día para desvirgar culo alguno. Eso hay que hacerlo con calma, con lubricante, poco a poco... No quiero que tu primera experiencia anal resulte molesta o incómoda por no poder hacertelo con los medios apropiados.

-¿Estas seguro?.. Me gustaría poder entregártelo a ti y creeme.. esto no se volverá a repetir jamás.

-Bueno, eso está por ver; respondí irónicamente mientras la agarraba y la tumbaba de nuevo sobre el suelo.

Sin disimulos, levanté una de sus piernas para apoyarla sobre mi hombro y teniéndola así, totalmente abierta, hundí mi polla a punto de explotar en su chorreante coño.

Comenzé a bombear enérgicamente, sabiendo que mi clímax era casi inminente.

Al verme así desbocado, ella se puso de nuevo a cien por hora y comenzó a acompañar mi ritmo con su juego de cadera.

Tras unas cuantas embestidas, bajó su pierna de mi hombro para buscar un acomodo más cercano. Yo tumbado sobre ella, la follaba enérgicamente, con un cierto aire salvaje que tal y como despues me confesó, la hacía sentirse sucia y deseada.

Soy un tío bastante corpulento por lo que desplegando toda mi energía sobre ella, la hacía sentirse totalmente indefensa y expuesta a mis embestidas.

Rápidamente Eva se puso de nuevo al borde del orgasmo pues por el modo que tenía de arquear la espalda y presionar su pubis contra el mío sabía que estaba a punto de correrme.

Yo tambien lo estaba. Sabía que tomaba la píldora así que no me preocupé por nada más que por disfrutar el momento.

La agarré fuertemente para que no se separase de mi mientras le daba las últimas embestidas. Tumbado sobre ella, aplastándola ligeramente, la abrazaba con un brazo por la espalda mientras que con la otra le sujetaba el culo.

Un golpe de cadera, otro, otro... cada vez más fuerte, cada vez más rápido...

-¡Jooodeerr!... ¡Como me gusta cabróonn!!.. gritó euforicamente mientras se corría.

Nos miramos a los ojos, diciéndonoslo todo sin decirnos nada, y dejé que mi esperma la inundase, sintiendo como mi polla se exprimía con cada espasmo de placer, impidiendo que se separase ni un milímetro, como intentando tocar con la punta de mi rabo lo más hondo de su ser.

Extenuados nos quedemos uno encima del otro, chorreando de sudor bajo aquel sol de verano, totalmente impregnados de los flujos del otro. Sucios, deseosos y con la satisfaccion de haber resuelto aquella especie de deuda pendiente de cobro.

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