Denunciante Mítico
 |  El Reino Q Nunca Existió
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 | Cuando la Patagonia tuvo su Rey
La Francia imperial de Napoleón III tuvo, durante el siglo XIX, aspiraciones colonialistas. Con esta premisa, y considerando sus numerosas posesiones extraterritoriales (Argelia, Tahití, Senegal, Dakar, Saigón, Camboya, etc.), no fue extraño que se desarrollase una política expansionista. Una especie de continuación de lo realizado por Napoleón I. Lo curioso es que un francés pretenda, de la noche a la mañana, ungirse con el poco modesto título de “Rey” de prácticamente toda la Patagonia.
Este hombre, un abogado francés llamado Orélie Antoine de Tounens, inició una delirante historia con características de locura quijotesca. Había, sin embargo, una coyuntura política que alentaba una pequeña posibilidad de concreción. Los mapuches, que venían llevando una confrontación con el ejército chileno, vieron con agrado la idea de Tourens de crear una Nación independiente. Otro elemento que propiciaba esta insólita aventura era que mientras en aquellos momentos Chile mantenía una guerra con Bolivia, una masiva rebelión mapuche sería muy viable y con resultado exitoso.
Orélie Antoine de Tounens, que en 1858 llegó al Puerto de Coquimbo, desde donde se trasladó a Valdivia, se contactó con el cacique Lonco Quilapán. El 17 de noviembre de 1860 se fundó, entonces, el Reino de la Araucanía, que sería reinado por Orélie Antoine I. Incluso se redactó una Constitución muy adelantada para la época. A la zona de Araucanía se anexó la patagonia argentina, hasta el mismo Océano Atlántico. El nuevo reino, con capital en Perquenco y también llamado “Nueva Francia”, fue dado a conocer a las autoridades chilenas, que lejos de reconocer ese nuevo reino, buscaron a Orélie Antoine de Tounens para internarlo en un manicomio.
El cónsul francés logró rescatarlo y repatriarlo a Francia. Allí buscó apoyo financiero para un segundo viaje, el cual fracasó en su intento de consolidar su reino y finalmente fue deportado. Intentó dos nuevos ingresos infructosos y finalmente murió en 1878, con el hondo pesar de la comunidad Mapuche.
Esta historia es, además, la inspiradora de “la Película del Rey”, de Carlos Sorin, centrada no en la historia de Orélie Antoine de Tounens propiamente dicha, sino en las peripecias de la filmación de una supuesta película en la que se relataba esta historia. Transcurridos 150 años del comienzo de esta aventura inconclusa pero persistente, se recuerda el aniversario, con la acuñación de monedas conmemorativas.
Y para recordarnos la vigencia del episodio, recientemente, tras la creación de la Bandera de Río Negro, surgió un cuestionamiento a la hora de diseñar la nueva bandera. Memoriosos rionegrinos encontraron demasiada semejanza entre la bandera del “Reino de la Araucanía” y el diseño de la bandera provincial.
Resulta notable que un reino que nunca existió, siga siendo reclamado hasta la fecha y permanezca latente en formas tan curiosas.
Arriba: bandera del Reino de la Araucanía.
Abajo: bandera de Río Negro.
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