Se subió, me lamió los labios, sin soltar mi pene de sus manos y me dijo, casi con un tono de suplica: "cojeme, metemelo duro". Se voltea y puso, a mi lado, todo eso que tenia, en posición de espera
ansiosa, Me quito el pantalón y me volteo, por igual, y busco su vagina, su hendidura, su hueco húmedo y hambriento y la penetro, suave, duro, y siento su mano que se echa hacia atrás y toca la mía que esta en su cadera, la aprieta y esa es la señal del placer mas esperada. La penetro, lo meto todo, lo saco, y así le doy, duro y suave, mientras le toco las nalgas y le agarro los senos.
No sé si gime, no oigo sus quejidos, sé que disfruta de tener a mi miembro viril en sus entrañas, grande y duro, pero solo ella se mueve, se echa hacia detrás para sentirlo mejor, mas adentro y más arriba. Los movimientos
se vuelven más intensos, luego de un rato que hemos estado en el amor más rico, de repente, sentí sus espasmos, sus contorsiones suaves y reprimidas, Termino y apretó mi mano, La soltó y así me lo hace saber.
Giro su cara y me dijo, con voz muy suave, "házmelo en la boca". Sin siquiera poder responder, se bajo y se lo metió en la boca, lo chupo con pasión y maestría, con ansias y perfección, con
hambre. Lo succiono con fuerza, lo pasaba por su cara, por sus oidos, por sus ojos, lo volvía a meter en la boca, lo lamía.
Yo estaba al borde, en el limite de la resistencia cuando
explote y comencé a botar el jugo, el producto, del amor, dentro de ella y sentí
como se lo tragaba, como lo lamía para que no se le escapara nada.
Se subió en silencio, se puso su falda, me dio un beso, me dijo"gracias" y volvió a su posición anterior, con sus nalgas en mi pierna y nos quedamos dormidos. Las luces y el trafico de la ciudad nos despertaron. No la volví a ver.