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Staff Retirado Con Honores Denunciante Dorado 
|  EL libro perdido de Colon
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 | El cuaderno de bitácora de Cristóbal Colón, donde anotó las incidencias de su primer viaje a las Indias occidentales, se convirtió en objeto de deseo, sobre todo para la Corona portuguesa, que mantenía el pulso a Castilla por la expansión marítima. ¿Pudo algún espía portugués asistir al encuentro entre los Reyes Católicos y Colón en abril de 1493?
Montserrat Rico Góngora
El 1 de julio de 1493, después de la primera entrevista a su regreso de las Indias, los Reyes Católicos enviaron una carta a Colón –que se hallaba de nuevo en Sevilla– en la que le expresaban: “e quanto a lo que decys que abys menester el libro que aca dexasteis e que se trasladase e que vos ymbiase ensi se fará”.
Unas semanas más tarde, con fecha 5 de septiembre, la reina Isabel, accediendo a la petición del Almirante, le enviaba otra carta que debemos suponer acompañaba al Libro de Navegación solicitado y que decía: “traslado del libro que aca dexasteis, el cual a tardado tanto, porque se fyciste secretamente para questos questan aquí de Portugal, nin otro ninguno, non sopiese dello”.
¿Dónde se pudo hacer la transcripción del Libro de Navegación de forma tan secreta? ¿A qué espía voluntario o involuntario se estaba refiriendo la reina? Para responder a estas preguntas primero sería necesario prestar atención a las últimas palabras que Colón dejó anotadas en la Bitácora el día 15 de marzo de 1493 ya en Palos: “que estaba de proposito de ir a Barcelona por la mar, en la cual ciudad le daban nuevas que sus altezas estaban”.
Parece evidente que Colón no realizó el viaje por tierra, atravesando la Península y expuesto a todos los bandidos, como algunos historiadores poco revisionistas divulgaron. Tampoco es posible que ante la urgencia de aquel llamamiento para dar cuentas a los reyes de sus descubrimientos le hubiera quedado tiempo para trasladarse al monasterio extremeño de Guadalupe, donde la tradición, más que la evidencia histórica, explica que fueron bautizados los indios que lo acompañaban. No existe de hecho ni un solo documento que acredite la estancia del marino en ese monasterio en 1493.
La confusión pudo surgir a raíz del libro de viaje del alemán Jerónimo Münzer, quien decía haber visto papagayos en Guadalupe que nadie distinto a Colón podía haber llevado hasta allí. Pero esta obra datada entre 1494 y 1495 podría haber hecho alusión perfectamente a una vista *realizada a su regreso de su segundo viaje.
Antes de seguir desgranando los acontecimientos, me permito puntualizar que, para simplificar las cosas, vengo llamando Reyes Católicos a Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, si bien no fue hasta 1496 cuando el papa Alejandro VI –Rodrigo Borgia– les otorgó ese título por su contribución a la unidad religiosa peninsular tras haber rendido el reino nazarí de Granada y decretado el acta de expulsión de los judíos del reino.
Fuente: Revista año zero
Última edición por proyectofenix; 06-01-2013 a las 10:58:22 |
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