El reggaetón es mediocre por su simpleza musical. Es limitado en los acordes y la composición y el resultado es un sonido pobre, repetitivo, que aburre por su escasa creatividad. Si uno compara, por ejemplo, el son montuno, música campesina cubana y el reggaetón, palpa de inmediato su aridez.

Pero no creo que sea el camino. La prohibición generalmente favorece su difusión clandestina y puede llegarse al extremo de transformarse en un emblema de lucha contra el régimen de los Castro.

Hay maneras de bloquear más efectivas. Cuba, como pocos países tiene una gran tradición musical y ese es su gran herramienta para derrotar este género simplón y comercial.

Aunque gran parte de la tarea está hecha porque Cuba favorece la cultura musical, promoviendo desde los establecimientos educativos el aprendizaje de la música folclórica, hay que profundizar para conseguir el aislamiento de esta moda de pobreza manifiesta.