La pelota parada hizo la diferencia. Después de 15 minutos de imprecisiones, sin llegada claras de ambos equipos, una mano cometida por Arda cerca al área provocó un cobro de tiro libre de Cristiano que, impecable, la metió arriba, por el palo derecho de Courtois. Ahí se desinflaron las esperanzas colchoneras por enésima vez pese a lucharla más con corazón que con técnica.

Un derbi con mucha tensión. Preocupados por controlar con faltas sistemáticas, ambos conjuntos se dedicaron a destruir el juego del rival, al pelotazo, sin que hubiera un control real con pelota al piso y creación de jugo. Tímidas llegadas de uno y otro con las porterías sin peligro. Ambos equipos sin pegada, cuidándose mutuamente y en el Atlético el Tigre muy solo y Arda Turán tirado a las bandas con lo que su labor creativa del medio campo quedó bastante limitada.

En el segundo tiempo siguieron las imprecisiones y las jugadas fuertes sin jugadas de mayor peligro, aunque el Madrid comienza a asentarse en la cancha hasta que llega el puntillazo con estupendo gol de Özil, que había aparecido poco en el partido. El Atlético luce desconcertado aunque no baja los brazos, pero el Real, con dos tantos que le dan tranquilidad por fin maneja los hilos del partido y suyas son las jugadas de riesgo, incluyendo un palazo de Cristiano que hubiera podido significar el tercero..

Para otra vez será. El Tigre, solitario, yendo hasta mitad de cancha a recuperar balones, no marcó en su estreno en el Bernabéu y aunque el Atlético sigue segundo, gasta sus ahorros y la diferencia con el Madrid se acorta a cinco puntos, mientras el Barça sigue cómodo en la punta, ahora con seis puntos por encima del Atlético y 11 del Madrid.