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 Denunciante Leyenda
 | Matusalén, el árbol más viejo del mundo (4.844 años)
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“Ser más viejo que Matusalén” es una expresión que hemos escuchado y utilizado en muchas ocasiones. Pero, ¿sabemos quién era realmente Matusalén? La Biblia se refiere a él en el Génesis (Antiguo Testamento) como una persona que tuvo su primer hijo a los 187 años, su primer nieto a los 369 y que murió con 969 años. Obviamente, Matusalén no vivió tanto y la confusión sobre su edad se debe a un error de cálculo entre ciclos solares y ciclos lunares, que dejan su marca de longevidad en 72 años, una cifra que sigue siendo altísima para la época. En cualquier caso, la figura de Matusalén se asocia hoy en día a la de aquellos seres vivos cuya longevidad supera la esperanza de vida media de su especie. Es el caso del famoso pino situado en el bosque Great Basin Bristlecone (California, Estados Unidos), considerado el organismo con vida no clonado más antiguo del mundo. Tiene más de 4700 años y se le conoce, evidentemente, como Matusalén.
Un día alrededor del año 2832 antes de Cristo, al este de las White Mountains californianas, empezó a nacer un pino. Seguramente nadie reparó en él. Ni ese día, ni cualquiera de los tres mil o cuatro mil años siguientes. Hasta que a mediados del pasado siglo, dos expertos en dendrocronología, Edmund Schulman y Tom Harlan, dictaminaron que aquel pino tenía 4789 años. Aquel día dejó de ser un árbol viejo más enclavado en un bosque de árboles viejos para ser considerado el organismo no clonado más longevo del mundo. Un estudio reciente ha dictaminado que Matusalén, como se bautizó a este impresionante ser vivo, es aún más viejo de lo que se creía: tiene entre 4843 y 4844 años.
Eso significa que Matusalén está a menos de 150 años de cumplir los cinco mil, es decir, cinco veces la edad falsa que se atribuye al personaje bíblico. Para que nos hagamos una idea de su edad: en su más tierna infancia este árbol legendario vio el ascenso y caída de los egipcios, que fueron sustituidos por unos romanos a los que también vio alcanzar la gloria y desaparecer, ya en su juventud. Ha superado la Edad Media, la revolución francesa, las dos guerras mundiales y todas las crisis económicas que recuerda el ser humano. Y ha visto todos los Juegos Olímpicos de la historia.
Matusalén debe su longevidad al enclave en el que crece, esa antiquísimia pineda situada entre 3000 y 4000 metros por encima del nivel del mar, pero también a los esfuerzos conservacionistas que está llevando a cabo el ser humano. La zona sólo se abre al público entre mayo y noviembre y ninguno de los árboles más antiguos está marcado, de forma que sólo los expertos en dendrocronología pueden saber quién es Matusalén.
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