- “Sííííí, sigue, sigue, qué maravilla!! qué gusto por favor!!! cómo me comes mi coñito!! no pares sigue, sigue”
y a mi que me estaba encantando comérselo y ver como estaba de cachonda y que su calentura iba en aumento, sin dejar de lamérselo, hundí primero un dedo y después dos en su rajita. Su coñito era un volcán, y yo iba a hacer que reventase. Busqué ese punto que solo conocía por lo leído y que traté de adivinar por el tacto con mis dedos. Pronto su excitación me dio a ver que no me había equivocado.
- “Me corro, me corro, Diooooooooosssssssss”
Trato de sacar mis dedos y apartar mi boca mientras las convulsione sde su orgasmo dominaban su cuerpo, pero me resistí, traté de no apretar, pero no de retirarme, y en eso pensé en algo mejor.
La forcé a seguir apoyada en la mesa, me levante y mi polla, hasta ahora espectadora paciente iba a tener su turno, ella en plenas convulsiones de su orgasmo y yo que puse la punta en su rajita, y de un envite fue hasta el fondo de su coño. Nunca había notado un coño tan húmedo y la suavidad en la que mi polla entro hasta mis pelotas, ardía por dentro, el calor que me transmitía era una pasada.
- “Dioss, qué placer, sí, métemela hasta atrás, así bien duro, no pares”
No podía creer lo que estaba pasando, una mujer con ese cuerpo pidiéndome más. Le di varias envestidas una tras de otra, seguidas, hasta el fondo, sus tetas botaban arriba y abajo, ella gemía, y aspiraba aire, estaba disfrutándolo a mil, pero el sabor de su coño era fantástico, así que pare un instante y arrodillándome de nuevo, le volví a comer todo, su coñito estaba totalmente salido, su clítoris duro como una piedra, y al notarlo con mi lengua me centré en él, lo lamí y chupé, y Sofía enloquecía de placer.
- “Otra vez, me corro otra vez, sigue, madre mia, qué placer me das, no pares”
Y así se corrió otra vez en mi boca, una maravilla.
- “Fóllame, por favor, métemela como antes”
Yo estaba como un toro a punto de reventar, estaba tan excitado que no sabía si seria meterla y correrme acto seguido, pero no iba a dejar que aquella ocasión se me escapara de las manos sin clavársela bien clavada.
La bajé de la mesa, le di la vuelta, apoyaba las manos y en esa postura me ofrecía todo su culamen, menuda visión, qué culo más bonito, que nalgas más bien puestas.
- “Dame unos azotes” me dijo,
y con las manos abiertas le di unos cachetes en las nalgas, nunca antes lo había hecho, no sabía cómo hacerlos ni como de fuerte dar. Poco tarde en averiguarlo.
- “Clávamela, agárrame del pelo y dame más fuerte”
Y ahí que no me quedé corto esta vez, le agarré el pelo con una mano mientras con la otra pasaba mi polla por su rajita, repartía su calentura arriba y abajo y apretando con fuerza se la clavé hasta atrás, su cabeza estaba tensada hacia atrás por cómo le tiraba del pelo, gemía y entonces le solté una cachetada en la nalga derecha que hasta me picó en la mano a mi, y en esa postura seguía, el placer era inmenso, bombeando su coño una y otra vez con violencia hasta atrás, mi verga toda lubricada, entraba y salía a la perfección, y seguía dándole cachetes.
- “Me voy a correr otra vez, no pares, me corro, me corro…”
Otro gemido más profundo y ver como agarraba los bordes de la mesa me dio a entender que estaba corriéndose.
- “Sí, yo también me voy a correr, no aguanto más, qué bueno tu coño caliente…”
Saqué mi polla y empezó a echar leche a borbotones, que fueron cayendo en sus nalgas y en la raja de su culo, me temblaba todo el cuerpo, había sido increíble y ella estaba encantada. Notaba mi corrida en sus nalgas y con sus manos la tocaba y la repartía.
Tras unos segundos se dio la vuelta y se incorporó, me besó profundamente, un beso largo y dulce, y me miró.
- “Ha sido fantástico y voy a querer repetir” me dijo.
Ahora ya si que estaba alucinando. por mi mejor.
Y ahí empezó una historia que aun sigue y que otros días les contaré en nuevos capítulos (si este les ha gustado) nuevos encuentros, cada vez mejores, cada vez más intensos y cada vez con más detalles a mencionar.