Wilfred, yo me limito a mirar los hechos con la mayor objetividad posible, evitando los sesgos ideológicos, para tratar de llegar a conclusiones que se acerquen a la realidad.

Respecto al futuro del proceso de paz me declaro simplemente a la expectativa, en espera de la primera ronda de conversaciones en La Habana, porque hasta ahora hay más preguntas que respuestas.

El gobierno tiene negociadores hábiles y sentados en la mesa a dos garantes serios y respetables (Chile y Noruega), encargados de verificar que se cumplan los acuerdos pactados.

Lo que en este momento ocurre es normal. Se quiere ganar en la mesa lo que no se pudo hacer con las armas. Y aquí es necesario reconocer que al proceso de paz llega una guerrilla golpeada pero no vencida, pero que se encuentra en cuidados intensivos y necesita de la salida política ante sus fracasos militares. Y esa ausencia de justicia hará más lejana la paz.

Resulta explicable que lleguen envalentonados porque el Estado reconoce que la victoria militar no la tiene a la vuelta de la esquina como tantas veces lo predicó el anterior Gobierno y muchas vidas, costos y sufrimientos se pueden ahorrar si se consigue la paz.

De ahí que pretenda iniciar desde ya su campaña electoral valiéndose del proceso de paz como escenario para que se ventilen sus tesis ante el país (varias de ellas válidas) junto a afirmaciones cínicas y mentiras descaradas que pretenden meter como embuchados.

Es obvio que de esto no se trata el proceso de paz. Aquí no se vinieron a discutir plataformas políticas, explicaciones ideológicas, o justificaciones reprochables sino la terminación de la guerra en torno a cinco puntos fundamentales que deben ser respetados, sobre todo lo atinente a las víctimas, enmarcados en los principios de verdad y reparación.

Espero que los líderes subversivos lo entiendan pues se les abre una puerta en el peor momento de su existencia. Si no lo hacen, estoy seguro que el país lo entenderá y el presidente, infortunadamente por la población que seguirá sufriendo los horrores de la guerra, tendrá vía libre para continuar su ofensiva militar.

Veo nubarrones y amagos de tormenta, pero espero que cuando conversen frente a frente se despejen y se pueda llegar a un acuerdo definitivo. Si esto se consigue el país dejará de necesitar los perros de presa y se enfocará en elegir estadistas que marquen el rumbo del nuevo país.

Hay una posibilidad que ojalá se convierta en realidad. En otros países se logró, esperemos que el nuestro no sea la excepción. Pero como dice la canción: "Yo se que va a llover y el camino es culebrero"