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Antiguo 28-10-2012 , 11:37:14   #2
PEDROELGRANDE
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Kaffeetrinker 2 Respuesta: Enterista :'El que no encuentra tiempo para leer, peor para él': Umberto Eco

Las nuevas tecnologías están cambiando constantemente, pero el libro como objeto permanece.
Sí, no soy un pesimista. La semana pasada había perdido esto -una memoria USB- y podían desaparecer todas mis labores de los últimos 30 años. Estaba desesperado, pero después lo encontré. Es facilísimo perder esta memoria, pero es muy difícil perder una biblioteca. Puede bastar un gran apagón para destruir toda mi biblioteca electrónica. Pero yo colecciono libros antiguos. Aquí hay libros de 500 años, que parecen impresos ayer. Esa es la ventaja del libro, da una mayor garantía de supervivencia. Y después está el acto físico, la cuestión afectiva, el poder tocar el objeto, poder tomar apuntes. Si busco en el sótano mi Pinocho de cuando tenía 8 años, si busco todas las marcas que le hice, no hay ninguna relación sentimental con la versión digital. Quiero decir, la invención del automóvil no ha eliminado la bicicleta. La de la fotografía no ha eliminado la pintura. Lo máximo que ha eliminado es el retrato. No hay más pintores que hacen retratos. Picasso vino después de la invención de la fotografía. Las dos cosas pueden coexistir. Tendremos en el futuro una mayor cantidad de información a través de los medios electrónicos. Es posible que, para los apasionados, las bibliotecas personales se reduzcan. Tanto mejor. Cuesta menos.
Acompaña cada sentencia con una gesticulación. Y la remata con una sonrisa franca y maliciosa. Revuelve las preguntas que no lo convencen. Busca entre la ironía y sale con paso picaresco. ¿Cómo se define como novelista? Ahí viene el sarcasmo. "Cuando me preguntan cómo me llamo, contesto: 'Yo no me llamo, son los demás los que me llaman. No soy yo el que me defino, son los demás'. Durante un tiempo acepté la definición de escritor posmoderno. No sé exactamente qué quiere decir posmoderno, pero hay ciertos aspectos del posmoderno, la metafiction, la ficción sobre la ficción. En mis novelas siempre hay dos o tres capas, incluyendo la voz del narrador que habla de aquello que está narrando. La ironía. No la ironía de primer nivel, sino la ironía intertextual. Citar otras obras. Todos estos aspectos vagos pueden hacerme entrar no en el neorrealismo de la posguerra, sino en el posmoderno. Tampoco soy novelista histórico. El péndulo de Foucault y La reina Loana se ven con nuestros ojos. Pero sí hay siempre elementos del tipo de la evocación de la memoria. Me resulta muy difícil ubicarme. Porque yo no me llamo, me llaman los demás.
¿Para quién hay que escribir? ¿Se debe escribir para uno mismo?
Los que dicen que escriben para sí mismos se equivocan. Se escribe para los demás. Se escribe como un acto de comunicación. Pero no se escribe para los lectores que existen, sino para los lectores que no existen aún, que se quieren formar, que se quieren construir. Pero hay lectores que leen diez páginas y se aburren. No nos casamos todos con la misma mujer. No estamos obligados a amar todos lo mismo. Se escribe para un lector ideal, y un libro es una máquina para construir un lector. Piense en cómo comienzan las fábulas: 'Había una vez'. Ya es un modo de construir el lector. Dice 'tú debes ser un niño o un adulto que finge ser un niño'. Son ya señales de qué tipo de lector se quiere. Hay muchos libros que leí en mi vida y dejé después de cinco páginas. Años después leí un capítulo. Y finalmente ha devenido aquello que aquel libro quería que deviniese. Eso ha sido muy importante para mí. Con el libro puede no estallar de entrada el amor. Coup de foudre. Puede ser un enamoramiento lento.
Mucha gente cree que los personajes son un reflejo del autor.
El lector piensa que los libros son siempre autobiográficos. En una novela yo cuento que uno se ha enamorado de una mona y el lector débil se imagina que yo en mi vida me he enamorado de una mona. En el caso de El cementerio de Praga (N. de la R. Fue cuestionada tanto por sectores vinculados al Vaticano como a la comunidad judía) diré que el personaje se presenta de modo tan negativo que es imposible para el lector. Una de las pruebas interesantes la tuve hoy y es que encontré en Internet que los ataques mayores me los hacen los fascistas. Dicen que esto es lo que sostiene la internacional hebraica, de los protocolos de los sabios de Sion, que esto fue escrito por un judío, etcétera.
Hoy se publican muchísimos libros. ¿Quedarán solo los que han sido escritos para la eternidad?
Ciertamente, cómo hace para elegir el pobre que entra a una librería y ve semejante cantidad de libros. Hay dos posibilidades. Una, si se busca un libro importante, se termina por encontrarlo. Segundo, no todos los libros son importantes para todos. Un libro es importante para usted, otro libro es importante para mí. No hace falta pensar en la literatura como una revelación divina y que todo el mundo esperaba sólo el Ulises de Joyce. El mundo podría vivir también sin el Ulises de Joyce. Uno puede haber leído otro libro que resultó igualmente formativo e importante para sí. Además, sucede, mirando mi historia personal, pero creo que corresponde a la historia de todos, que han resultado enormemente importantes para mí libros que no valen nada, pero que en aquel momento fueron formativos, me hicieron pensar, me han alimentado la fantasía. No son libros importantes para todos. Pero fueron importantes para mi experiencia. Y puede darse que en la inmensa cantidad de libros que hay en las librerías se produzca una especie de selección natural a lo Darwin, donde los que no vale la pena que vivan mueren.
¿Qué es más importante: enseñar a escribir o a leer?
No se enseña a escribir. Todos los que hacen escuelas para enseñar a escribir son comerciantes que lo único que quieren es dinero que les sacan a los jóvenes que pagan para hacerse escritores. Sí se enseña a leer. Los grandes escritores siempre han sido grandes lectores. Así como los grandes pintores miran los cuadros de los demás. Así se aprende. Sólo entrando en el taller se puede saber cómo se hace. Y hay algunos ensayos críticos, pienso en el de Proust sobre Flaubert, que sirven para ver cómo él lee, cómo analiza los modos de escribir de Flaubert. Leer, leer. Y no sólo leer para saber que es así. Leer para ver cómo está construido el texto. Se puede enseñar a escribir noticias, cómo una noticia se puede dar en tres líneas en vez de nueve.
Al otro lado de la casa, a donde se llega a través de una galería circular repleta de macetas, hay una sala donde predominan las sombras, con un piano, algunos cuadros y el balcón que permite mirar al gran castillo. Eco se encuentra con Renate, su mujer, piel intacta, cabello plateado recogido. Eco padece de fotofobia, o eso dice para mostrar su fastidio por el flash del fotógrafo. "Ustedes son como los dentistas, dicen 'falta un minuto más', pero te hacen sufrir".
Usted ha dicho que la infancia es un periodo triste.
Siento que en la infancia uno se siente incompleto.
¿Pero usted tiene un mal recuerdo de la infancia?
No, tuve una infancia muy feliz.
¿No será que lo triste de la infancia es su recuerdo?
No, en la infancia hay grandes tristezas. Puede haber tristezas infinitas. No se es ni carne ni pescado. Yo tengo bellísimos recuerdos de mi infancia. Uno de ellos es el tiempo de la guerra.
¿Cómo se vive en la guerra?
¡Muy bien! Uno anda de un lado para el otro para salvar la vida, comiendo poco. Una bellísima experiencia... (risas). No, pero fuera de eso, todos los recuerdos de la infancia son dulces. He dicho que en la infancia hay grandes tristezas, pero cuando se recuerda la infancia es dulcísimo. De lo que hablaba es de las noches pasadas en los refugios mientras caían las bombas. Con los otros niños nos encontrábamos. Era lo normal que cayeran las bombas.
¿Qué piensa de la nostalgia? ¿Usted es nostálgico?
Sí. Paradójicamente, la vida sólo sirve para recordar el pasado y para producir el pasado.
¿Y cómo se lleva con el optimismo?
Yo no sé muy bien qué es el optimismo y el pesimismo, pero acepto la definición de Emmanuel Mounier, un filósofo francés que hablaba de un optimisme tragique. Él era un optimista trágico. Que traducido quiere decir que la vida es una mierda, pero... (risas).
Usted dijo que quien es feliz todo el tiempo es un cretino.
Pues sí.
Pero existen pequeños momentos.
Momentos de felicidad y la posibilidad de mejorar las cosas. Estoy de acuerdo con que el mundo fue construido por un demiurgo cretino, Dios ha hecho un pasticcio inmenso, pero, en medio de todo esto hay cosas bellas, el nacimiento de un hijo, la escritura de un libro, el fin de una entrevista...
Evolución de la lengua con la tecnología

¿El celular y el computador han cambiado la forma de comunicarnos?
"Dante, que escribió un pequeño tratado sobre las lenguas -agrega Umberto Eco-, dijo: 'Vean que el dialecto que hablan hoy en Pavia es distinto del que hablaban hace 50 años'. Ya se tenía esta clara sensación de que las lenguas cambian. Y sobre el cambio de las lenguas influyen infinitos elementos económicos, políticos, etcétera (...). No creo en esta intervención inmediata del medio tecnológico sobre la lengua. Por ejemplo, la televisión en Italia ha tenido una influencia sumamente positiva sobre el cambio de la lengua, porque después de la guerra dos tercios de los italianos hablaban solo dialectos.
La televisión ha enseñado a todos un italiano medio. No es el italiano de Boccaccio, pero es un italiano bueno, como al que estamos acostumbrados. Ahí hay una influencia de la tecnología sobre la lengua. Pero lo ha hecho en 20 o 30 años; lentamente."
Libros imperdibles
El nombre de la rosa.Transcurre en una abadía benedictina, en el siglo XIV. Narra la fascinante investigación de una serie de asesinatos.
El péndulo de Foucault. Tres editores amigos encuentran un manuscrito e investigan su conexión con una teoría de conspiración mundial de los templarios.
Obra abierta. La pieza cumbre de semiótica de Eco. Su tema es la relación del arte y los artistas con el azar, lo indeterminado y lo probable.

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