Javier estuvo cerca de cinco minutos tratando de metérselo, se lo escupió, y empujaba, le metía un dedo y empujaba, quiso meterle dos y Alicia gritaba. En un acercamiento se veía el ojete de mi esposa enrojecido y aparecía la monstruosa verga tapándolo por completo, como la piel se hundía alrededor de la verga por la fuerza de su empuje, pero no traspasaba el virginal orificio. Desesperado Javier, colocó su pene en medio de los cachetes de las nalgas y lo movió rápidamente a lo largo de su raya hasta que eyaculó profundamente. La televisión mostraba en la pantalla, las deliciosas nalgas de mi mujer cubiertas de semen, y como sus manitas untaban el esperma alrededor de ellas, después pasaban a sobar su adolorido culito.

Esteban le pasó la cámara a Javier para que ahora sea éste el que grabará las escenas. Tomó a mi mujer de la mano, se la llevó hacia el baño. Le quitó sus zapatos de tacón y la desvistió por completo. La siguiente toma es cuando aparecen bajo la regadera, abrazados, besándose, en otra, parece mi mujer de rodillas mamándole la verga, y el agua cayendo por sus cuerpos. Esteban tenía una verga grande de piel morena pero más clara y menos gorda que la de Javier, de cabeza ancha y grande, también tenía una curvatura pero ésta era hacia la izquierda. Después de bañarse, Esteban hizo que se arrodillara arriba de la cama, con las rodillas solo ligeramente separadas, le tomo su cabeza y colocó su rostro de lado y lo puso al ras de la cama a la misma distancia que sus rodillas, en esta posición, las nalgas de mi esposa se veían majestuosas, Esteban le abrió los cachetes y en la pantalla apareció su culito cerradito, rojizo por los intentos de profanación de su virginidad, y un poco más debajo de divisaba su divina rajita recientemente desvirgada, se veía cerrada e hinchada por la excitación.

La verga de Esteban se fue abriendo paso en el interior de su rajita, Javier pasaba la cámara por entre las piernas de Esteban para no perder detalle de la perforación de su panochita. Los labios vaginales abrazaron amorosamente al invasor, estirando la piel de su vagina al máximo. La penetración fue total, hasta que los peludos guevos de Esteban chocaron con las nalgas de mi esposa. Fue sacando y metiendo cadenciosamente la verga del interior de mi mujer, para después ir tomando velocidad hasta que los movimientos se hicieron violentamente salvajes, la cama amenazaba con deshacerse, el rechinido de los colchones así lo demostraba. No me explicaba como Alicia podía soportar tan fuertes embistes, como su delicada cuquita podía albergar tamaño pedazo de carne, y en vez de gritar de dolor, mostraba un rostro de putita.

No pude soportar más el ver como taladraban a mi esposa y sobre todo sus quejidos de satisfacción: “ah, ah, ah. Si. si, me gusta, rico, ah, ah”. Apague el televisor.



Fin de este estracto...




P.D. : Si compartes mi fantasía, y si hubiera la posiblidad de que fueras uno de los protagonista del relato... Quien te gustaría que fuera Alicia:


-Tu mamá.
-Tu hermana.
-Tu Esposa.
-Tu Cuñada.
-Tu Prima.
-Tu Tía

-La Novia de un Amigo.
-Otra.


Tu respuesta me puede ayudar en futuros relatos


Chido 666.