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Antiguo 18-10-2012 , 00:45:11   #2
PEDROELGRANDE
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My Custom Emoticon Respuesta: Por qué la de Chávez fue una gran victoria

Millones de familias estadounidenses han sido arrojadas a las calles debido al gran número de desahucios inmobiliarios. En Venezuela no existen los desahucios. En realidad, el dinero que solía ir a parar a los bolsillos de la minoría acaudalada se utiliza ahora para construir cientos de miles de viviendas dignas para quienes las necesitan.

Según la mayoría de los indicadores, incluyendo los de educación y sanidad, la dirección que llevan Venezuela y Estados Unidos no puede ser más divergente en relación con la manera en que se benefician de los programas gubernamentales las fuerzas sociales, los empresarios superricos o la inmensa mayoría compuesta principalmente de trabajadores.

Esta diferencia no procede fundamentalmente del carácter de Chávez y Obama, sino de que en Venezuela las organizaciones de trabajadores y comunitarias han asumido el liderazgo político mediante una incesante actividad organizativa de masas en defensa de su propio interés. Chávez ha apoyado sus esfuerzos y ha abierto las puertas a su desarrollo redirigiendo la riqueza de la economía del país para dar mayor poder a la inmensa mayoría de la nación y apartarla de los bolsillos del 1% más rico.

La diferencia de prioridades se ve también reflejada en la manera en que se realizan las campañas electorales en ambos países. El pasado 5 de octubre, por ejemplo, hasta tres millones de entusiastas partidarios de Chávez tomaron las calles de Caracas en vísperas de las elecciones del domingo. Esta gran asistencia se consiguió, en gran parte, gracias al trabajo realizado en los barrios, lugares de trabajo y locales sindicales y comunitarios, utilizados por los organizadores para trasmitir, de persona a persona, la necesidad de conseguir el mayor número posible de participantes en el acto. Según parece, los barrios populares de las colinas densamente pobladas que rodean Caracas se iban vaciando a medida que los participantes bajaban a la movilización. Y ése no fue el único de los actos multitudinarios que tuvieron lugar a lo largo de todo el país a medida que se acercaba el día de la elección. Es de señalar que las concentraciones en apoyo a Capriles contaron con una pequeña fracción de los participantes que desafiaron el calor tropical y los chaparrones para apoyar al presidente Chávez.

En Estados Unidos, es impensable que Obama o Romney consigan reunir el número de personas que se concentraron en apoyo a Chávez. Normalmente, apenas unos miles de personas acuden a escuchar sus discursos y la mayor parte de la gente se muestra pasiva y distanciada de la campaña, pues siente que su nivel de vida desciende con independencia del partido político que ocupe el poder. La mayor parte de los recursos de la campaña proceden de las grandes sumas de dinero destinadas a la compra de publicidad y no de los vínculos comunitarios.

Mientras que en Estados Unidos las elecciones presidenciales son lo mismo de siempre, en Venezuela marcan un hito trascendental pues deciden si el país continuará su proceso hacia el "Socialismo del siglo XXI" o dará marcha atrás. Es decir, lo que está en juego es si Venezuela completará la transición que permita que los sistemas político y económico estén controlados por los trabajadores en beneficio de la sociedad en su conjunto, o si la oligarquía obtendrá ventaja, desmantelará las organizaciones comunitarias en funcionamiento (probablemente mediante el empleo de fuerza física), devolverá las empresas nacionalizadas a sus dueños originales y dirigirá la economía en beneficio de unos pocos capitalistas.

Lo cierto es que Venezuela sigue siendo un país capitalista. La vieja guardia reaccionaria de la oligarquía sigue controlando las riendas de la economía, aunque los movimientos populares han conseguido adueñarse de una parte importante con la ayuda de Chávez y numerosas nacionalizaciones de la industria. Una clase u otra se impondrá en esta lucha. Mientras el proceso revolucionario en Venezuela se mantenga a mitad de camino, el cumplimiento de sus promesas seguirá siendo incierto. De cualquier modo, incluso con el peor de los resultados, las ganancias conseguidas no podrán ser fácilmente eliminadas y su ejemplo proporcionará grandes lecciones para el futuro.

A pesar de todas sus imperfecciones, y tiene muchas, el proceso revolucionario en Venezuela es un rayo de luz para las luchas de los trabajadores a escala internacional. Cuando Estados Unidos y Europa están recortando gastos en programas sociales que benefician a los trabajadores en nombre de la austeridad y resulta difícil, si no imposible, conseguir buenos empleos, el proceso revolucionario venezolano muestra que existen alternativas a este camino destinado a la ruina.

La forma en que cada nación encuentre su alternativa será distinta, en función de sus circunstancias particulares. No obstante, el proceso estará marcado por el cumplimiento de requisitos claros. El primero es un movimiento social unido, dirigido por los trabajadores e independiente de los políticos capitalistas. Si esto no existiera, en Venezuela no habría un Chávez, ni sería un potencial ejemplo del Socialismo del siglo XXI ni de ninguna de las reformas acometidas bajo su presidencia.

En Estados Unidos, ese movimiento social independiente que pueda activar y unir a la mayoría aún está por desarrollarse, aunque se han producido importantes tentativas al respecto, como "Occupy Wall Street". Por lo tanto, la maquinaria política y sus programas empresariales siguen en las manos de nuestra propia oligarquía, tal y como lo demuestran las actuales elecciones presidenciales. Se trata, no obstante, de un episodio pasajero, mientras nuestra élite continúa asentando las bases para la inevitable revuelta del pueblo.

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