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Antiguo 11-10-2012 , 23:48:45   #2
Heráclito
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Predeterminado Respuesta: La pandilla de Zúrich

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Pero la publicidad negativa se ha convertido en moneda diaria para la FIFA: en el 2008, un tribunal del Cantón de Zug culminó una investigación a seis ex directivos de ISL por malversación de los dineros de la FIFA. El órgano de justicia dictó absoluciones y condenas leves. Sin embargo, en el proceso una revelación sorprendente saltó a la luz: durante 12 años, desde 1989 hasta su quiebra en el 2001, ISL entregó nada menos que 141 millones de francos suizos (unos 90 millones de euros de entonces), en comisiones de carácter personal a distintos dirigentes deportivos a cambio de conseguir contratos de comercialización de derechos y de televisión. Los pagos llegaron a los bolsillos o a las cuentas bancarias de decenas de funcionarios deportivos, haciendo escala en fondos y cuentas secretas en Liechtenstein y las Islas Vírgenes. Algunos de los sobornos fueron entregados personalmente por uno de los más altos ejecutivos de ISL y un protegido de Dassler, el belga Jean-Marie Weber, quien durante ese periodo se dedicó a viajar por el mundo con maletas llenas de billetes. Ese oficio le ganó el apelativo de The Bagman o 'El hombre del maletín'.

"Era como el pago de salarios. De lo contrario, ISL habría dejado de funcionar", me dice el periodista alemán Jens Weinreich, quien revelaría en una investigación posterior que por lo menos US$730 mil de ese dinero habían sido entregados personalmente a Nicolás Leoz, el actual presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, según documentos de la fiscalía a los que tuvo acceso. Asimismo, casi US$40 millones habían ido a parar a las cuentas offshore a nombre de Renford Investments Ltd.,Garantie JH y Sanud, empresas de dos brasileños: El ex presidente FIFA Joao Havelange y su yerno Ricardo Teixeira, presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol. Desde que el escándalo ISL saltó a la luz, Sepp Blatter siempre afirmó que pese a haberse desempeñado como secretario general y luego presidente de la FIFA, él nunca supo nada de estas transacciones.

A principios de Julio del 2012 se comprobaría que el hombrecillo de Valais mentía. El vínculo mafioso de Havelange y Teixeira con ISL dejó de ser un secreto a voces cuando el juzgado de instrucción penal del Cantón suizo de Zug desclasificó el auto de sobreseimiento de mayo del 2010, donde se detallan los términos bajo los cuales los otrora zares del fútbol brasileño negociaron el archivo de la instrucción penal por apropiación indebida y gestión desleal que se les había abierto. Desafortunadamente para Blatter, el documento también revela que en 1998 una notificación de un pago por 1 millón de francos suizos (unos 1, 015 millones de dólares) llegó por error a la oficina de un funcionario FIFA identificado como “P1”. Se trataba de una de las “comisiones” de ISL depositadas en una cuenta corriente de FIFA en el Union Bank de Suiza. P1 notificó de inmediato al jefe de finanzas y este corrigió el error girando el millón de francos suizos a su destinatario original: el ex presidente Joao Havelange.

¿Pero quién era P1?, en el mismo documento, el personaje vuelve a ser mencionado como firmante junto a Havelange del acuerdo mediante el cual FIFA cedía derechos de marketing a ISL hasta el 2006. Se trataba sin lugar a dudas de Joseph Blatter. Preguntado un día después de desclasificado el documento al hombrecillo de Valais no le quedó más remedio que responder:

- Efectivamente –dijo- yo soy P1

Sepp, Jack y Mohamed juegan a la guerra

Ruby Room. Hyatt Regency Hotel, Puerto España, 11 de mayo del 2011. 5:40 pm. Jack Warner, presidente de la Concacaf, se dirige airado a las 25 delegaciones de la Unión de Fútbol Caribeño. “¡Nuestro negocio es nuestro negocio. Si hay alguien que se cree más beato que nosotros, que se vaya a la iglesia!”, brama. La oferta que no se podía rechazar había sido devuelta por Fred Lunn, el nervioso vicepresidente de la Federación de Bahamas. Instruido por su presidente desde Zúrich, Lunn no solo había devuelto el sobre con los US$40 mil, sino que antes le había tomado una fotografía con su teléfono celular y había llamado al estadounidense Chuck Blazer, secretario general de la Concacaf y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA. Desde sus oficinas en el Trump Tower de Nueva York, Chuck, un sabueso leal al régimen, pidió a su secretaria que lo comunique con Zúrich. En pocos minutos, el presidente Sepp Blatter ya estaba al tanto de la maniobra y pronto decidió que no dejaría pasar tan brillante oportunidad para tumbarse a su contrincante electoral. El candidato opositor a Blatter, el qatarí Mohamed Bin Hammam y su lugarteniente Jack Warner fueron suspendidos indefinidamente del Comité Ejecutivo y de toda actividad dirigencial el 29 de mayo. Dos días después, Sepp Blatter fue el candidato único en el 61 Congreso de la FIFA y fue reelecto hasta el 2015, cuando cumplirá 17 años en el poder.

Pero Sepp no siempre había estado enfrentado a Jack y Mohamed. Por el contrario, el trinitario y el qatarí habían sido eficaces operadores del régimen durante muchos años y protegidos del suizo ante otras denuncias de corrupción en el pasado.

El caso de Warner es especial. Cimentando su poder en los 35 votos que controlaba desde la Concacaf, durante muchos años y al mismo tiempo que escalaba políticamente ocupando importantes cargos del gobierno de Trinidad y Tobago, Jack acumuló una fortuna estimada en US$50 millones. Una de sus actividades favoritas fue la reventa en el mercado negro de boletos para las copas mundiales a través de Simpaul, una agencia de viajes de su propiedad, la cual se había apropiado de los derechos exclusivos para Centroamérica de paquetes turísticos que ofrecían pasajes, estadía y tickets para el evento más importante del fútbol del planeta. Una auditoría de Ernst & Young estimó que las ganancias de Simpaul solo por la Copa Mundial del 2006 en Alemania sumaron US$1 millón. Otro de los negocios redondos de Jack fue la reventa de derechos de televisión para Centroamérica. Como en las mejores historias del crimen organizado, esta actividad garantizaba millonarias ganancias a cambio de una mínima inversión. Cuando les preguntaron cuánto había pagado Jack por tales derechos, ambos él y Blatter coincidieron: “Fue por una cifra nominal”. El hoy defenestrado Warner reveló hace poco a cuánto exactamente ascendía esa cifra: “El señor Blatter me vendió los derechos de la Copa Mundial de 1998 por US$1”.

El principio del final para Warner, sin embargo, llegó con la nominación de las sedes para las copas mundiales del 2018 y el 2022. En un hecho sin precedentes, en diciembre del 2010, el presidente Sepp Blatter se había dado maña para nombrar dos sedes de mundiales de fútbol en una sola ceremonia. Contra todo pronóstico estas fueron adjudicadas a Rusia y Qatar, respectivamente. Uno de los grandes derrotados fue Inglaterra, y esta vez no se quedaría callada. Sumando a los reportajes sobre corrupción y desfalco de la televisión británica (principalmente la BBC),el inglés Lord Triesman, uno de los miembros del comité que postuló al mundial del 2018, acusó con nombres y apellidos a funcionarios del Comité Ejecutivo que pidieron sobornos a cambio de sus votos. El paraguayo Nicolás Leoz, presidente de la Conmebol y previamente sorprendido como beneficiario de las cuentas secretas de Liechtenstein, había formulado la solicitud más pintoresca: un título de caballería, otorgado por la corona inglesa. Menudo logro para alguien que creció en una casa de madera y piso de tierra en los márgenes del mundo. Ricardo Teixeira, el mandamás del fútbol brasileño, envió un mensaje a Triesman: “búsqueme para que me cuente qué es lo que tiene para ofrecerme”. El que sí le puso números a su pedido fue el emprendedor Jack Warner: 2,5 millones de libras esterlinas para construir un centro educativo en Trinidad y 1,6 millones para comprar los derechos de televisión, para que Haití, país recientemente afectado por un terremoto, no se quedara sin ver el mundial de fútbol 2014.

Warner había llegado muy lejos. Sabía que su figura polémica le costaba cada vez más a Blatter, cercado por varios flancos en el tema de corrupción y desgobierno. Una reforma e investigación en el seno de la FIFA se hacían impostergables y se presentaban como la única salida para el astuto hombrecillo de Valais. En un acto desesperado por sobrevivir, Warner, alineado con el ambicioso Mohamed Bin Hammam, intentó meterse por la puerta falsa a fuerza de maletines atiborrados de dólares. El plan fracasó cuando Fred Lunn, el nervioso vicepresidente de Bahamas, hizo una llamada a Zúrich la tarde del 11 de mayo del 2011. Las lealtades a Blatter llegaban más lejos de lo que Jack y Mohamed especulaban.
Blatter 'limpia' la casa
Continúa

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Última edición por Heráclito; 11-10-2012 a las 23:57:36
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