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Antiguo 09-10-2012 , 10:55:06   #12
ALBAFIKA DE PISCIS
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Predeterminado Respuesta: Asesinos en serie megapost

Todo empezó con la venganza

Hay asesinos en los que la violencia y el crimen van avanzando de manera gradual hasta llegar a su culminación en la figura del homicidio. Casos así son Garavito, el Monstruo de Los Andes, Daniel Camargo, Carl Panzram, etc…Sin embargo hay otros que han llevado toda la vida mostrándose como personas normales, como sujetos que encajan en la sociedad y que hasta a veces dan la impresión de ser buenos (como John Gacy el llamado “Candy Man”), sujetos que sorpresivamente, de un día para otro, revelan al monstruo que llevan dentro a causa de un siniestro impulso que de pronto los asalta o a causa de un suceso que de forma completamente explicable sirve como el detonante de toda la ira que llevan dentro de sí…El caso de Bob Berdella está dentro de los segundos, en la variante de aquellos en los que un suceso puntual desencadena la ira aunque, en su caso, es evidente que el despertar de la ira solo es relevante en tanto que conlleva el despertar de su personalidad sádica, la cual posteriormente actuará sin necesidad de la ira como factor motivacional.

Concretamente todo comenzó cuando Jerry Howell —amigo de Berdella desde años atrás— se negó a pagar una suma considerable de dinero que Berdella le había prestado hace ya cierto tiempo, ante lo cual éste último decidió tomar medidas maquiavélicas en el marco de las cuales la amistad de años con Howell no valía nada comparada al dinero y al castigo que supuestamente Howell debía recibir por su falta; ya que, en una mente marcada por el trastorno de personalidad sádica como la de Berdella, el castigo y la voluntad de control van de la mano y, en su oscura simbiosis, pueden producir al demonio de la tortura…
La primera víctima de Bob fue su amigo Jerry Howell (arriba, en ambas fotos), a quien drogó, ató, violó, torturó y desmembró por no pagarle una deuda. Su fin fue espantoso: Howell murió asfixiado por su propia sangre y el vómito que le vino debido al dolor que sintió cuando Bob empezó a cortarlo con sierra eléctrica.

Era pues un 4 de julio de 1984 cuando Bob, investido de falsa camaradería, pasó por la casa de Howell para llevárselo a charlar y tomar cervezas. Sin embargo, apenas consiguió llevarlo a su casa, le suministró a Howell varios calmantes sin que éste se fijara y después, cuando ya estaba inconsciente, lo sodomizó varias veces y, en un momento de arrebato, le introdujo un pepino en el ano, desgarrándoselo y ocasionándole con ello un desangre, tras lo cual lo ató y se fue a trabajar a su bazar.

De regreso le inyectó aún más medicamentos para que siguiera sedado y lo colgó del techo con la cabeza hacia el suelo, haciéndole heridas para que gotee sangre y empleando después su colección de cuchillos de cocinero para cortarlo en pedazos. No obstante los cuchillos solo lograron cortar hasta cierto punto, punto en el cual se pensaría que Howell ya estaba muerto pero no: estaba vivo, no había tenido la suerte de tener un paro cardíaco como consecuencia del dolor y seguía por tanto en las manos perversas de Berdella, quien al ver que sus cuchillos no cortaban fue por una sierra eléctrica.

Howell, devorado por el terror más vivo, habría querido creer que estaba en una pesadilla al estilo de Masacre en Texas pero no, él estaba en la realidad y lo más insólito era que aquello le estaba pasando por una simple deuda y que el monstruo que sonreía con la sierra en la mano era un hombre al que por años consideró su amigo.

La sierra se acercó a Howell con su ruido frenético y los huesos de Howell omitieron un sonido grotesco mientras éste, en lugar de desmayarse, comenzó a vomitar del dolor hasta que finalmente murió ahogado en una mezcla de sangre y vómito.

Una vez concluida la labor de cortar a Howell, Berdella empacó los restos de la víctima en negras bolsas de plástico, sacó las bolsas afuera y dejó que el camión recolector haga lo suyo llevándose al basurero los restos de Howell.



El placer de la tortura


Tras el asesinato de Howell, Berdella vio el enorme goce que le ocasionaba torturar y, sabiendo que una vez dado el primer paso el límite psicológico estaba cruzado y podía seguir sin problema, decidió iniciar un diario en el que narraría todos sus crímenes, describiendo con lujo de detalle los métodos, las torturas empleadas y los asesinatos como tales. Pero he aquí que salió a flote su pasión por el Cine y la Fotografía, por lo cual pensó que sería una idea genial acompañar la bitácora escrita con videocasetes y fotografías de su cámara Polaroid. Para él no había consideración alguna hacia el dolor ajeno, era un verdadero psicópata y todo lo que importaba era el placer de la tortura y el deleite estético de contribuir al gore y al snuff[1] con “joyas” de su autoría…

Por eso no dilató demasiado el proyecto y eligió a Robert Sheldon como segunda víctima. Sheldon, como era ex amante de Berdella y había estado varias veces en su casa, fue sin mayor problema a casa de éste un 10 de abril de 1985. Una vez ahí, Berdella lo drogó y, mientras Sheldon yacía inconsciente, lo ató y esperó a que despertara.


La segunda víctima de Bob fue su ex amante Robert Sheldon (arriba en ambas fotos), a quien violó repetidamente y, entre otras torturas, le inyectó Drano (líquido destapa caños) en los ojos, le arrancó trocitos de carne y le destrozó las manos a golpes con una barra de hierro.
Ya despierto Sheldon, Berdella quiso probar una de las múltiples ideas de tortura que tenía en mente, por lo que tomó una jeringa, la llenó con un líquido destapa-caños llamado Drano, e inyectó el líquido en los ojos de Sheldon, dándoles así un aspecto macabro al estilo de las portadas de depressive black metal. Tras eso le molió las manos a golpes con una barra de hierro, dejándoselas como horrendos amasijos inoperantes de carne y hueso.

Cuatro fueron los días en que Berdella se entretuvo golpeándolo, inyectándole sustancias, cortándole trocitos del cuerpo y violándolo una y otra vez. Y habría sufrido más, si no fuera porque un amigo de Berdella vino de visita y el torturador, para evitarse problemas por los posibles gritos o lamentos de Sheldon, le puso una funda en la cabeza, cerró la puerta y lo dejó morir asfixiado.
Después que el visitante se marchó, Berdella repitió el mismo procedimiento de la primera víctima y fue por su sierra eléctrica, lo cortó en pedazos y lo metió en bolsas de basura, conservando únicamente la cabeza y enterrándola en el patio.


La tercera víctima de Berdella fue nuevamente alguien allegado: su amigo Mark Wallace. A Wallace, al igual que a los anteriores, lo llevó a su casa, lo drogó y lo ató. Grande fue la suerte de Wallace al morir rápido debido a un error de Berdella, ya que éste quería probar torturas con descargas eléctricas y calculó mal el voltaje, matando así a su víctima y a su posible “entretenimiento”. Como siempre, tras acabar lo cortó en pedazos y metió los pedazos en fundas para que se las lleve el camión de la basura.

James Ferris, también amigo de Berdella, fue la cuarta víctima. Nunca debió pensar en pedirle a Berdella que lo aloje en su casa. Sin embargo tuvo aún más suerte que Wallace, ya que Berdella, quizá por costos, empleó una droga de uso veterinario para dormirlo y, en vez de darle un sueño temporal, le dio un sueño eterno…Cuenta Berdella que ésta experiencia lo frustró muchísimo, ya que la víctima no solo que se libró de toda tortura sino que murió sin dolor alguno. En cuanto al cadáver, nuevamente la elección fue cortarlo y mandarlo a la basura.

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