Muchas cosas que aprender, pero también muchos errores por corregir y algunas ganancias son lo que deja esta particular herramienta para desmovilizar paramilitares, no el paramilitarismo, que sigue orondo su trasegar por Colombia, ahora defendiendo lo obtenido ilegalmente con el llamado Ejército contra restitución de tierras.

Esta perversión de acudir a las vías de hecho con la complacencia o apoyo de las autoridades nos llevó a esta situación de violencia infinita. Pasarán décadas, infortunadamente, para superar esta etapa histórica que aún se encuentra en ebullición, con su secuela de muertes, corrupción y desplazamiento.

Lo que hay que entender es que la complejidad de este conflicto imposibilita conseguir el castigo de todos los crímenes cometidos, por lo que debe centrarse únicamente en los que afecten el Derecho Internacional Humanitario.

Un ejemplo para este nuevo proceso que comienza el próximo 15 de octubre con las Farc. La verdad histórica la reclaman las víctimas y el país, la reparación y el pago de los delitos contra el DIH, en el que los cabecillas y autores materiales deben comparecer ante la justicia, desmovilizándose los demás.

Una meta difícil de alcanzar, pero es la esencia de todos proceso de paz que busque poner los cimientos de un nuevo país.