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Denunciante Ultra
 |  Los adioses de Falcao
Calificación: de
5,00
 | (curiosa reflexión de un periodista sobre las consecuencias de cada gol de Falcao)  Los goles de Falcao, que colocan segundo al Atlético, tienen sobre todo la capacidad de acortarle el tiempo a su grada. Sus gentes ya no celebran los goles; los recuerdan. Eso era muy de los románticos, que escribían versos desgarrados en la mesa de los cafés en los minutos que, en la primera cita, su recién enamorada empleaba en retocarse en el aseo. Por la pérdida anticipada. La de los que llegan a su estadio atravesando el paseo de los Meláncolicos. Después del segundo gol de falcao al Betis, uno decía a mi lado: “Que lo cambie ya, no vaya a ser que meta otro”. Cada alegría de Falcao parece estos días un paso más hacia la frustración de su marcha. La realidad y su reverso suceden a la vez. Falcao sella gol tras gol la Supercopa de Europa para el Atlético, mientras su padre insinúa en Mónaco que al día siguiente podría no seguir con la misma camiseta. El delantero celebra su alegría rojiblanca, y el mismo padre cuenta que el niño siempre quiso jugar en el Madrid. La grada atlética se hace la ofendida, cuando lo asombroso habría sido que un niño colombiano se imaginara de niño la felicidad futura corriendo por la hierba del Vicente Calderón. Ni siquiera soñaría jugar en el Chelsea, que dicen que amontona otro fajo de billetes por cada tanto suyo. Así que cuando marca Falcao, los atléticos no saben si abrazarse con la repetición de fondo, o apagar el televisor y sentarse a rememorar ya estos días como si ya se hubieran ido. La melancolía instantánea de un pedazo de dicha. En cada grito del colombiano ven un adiós. Quizá por eso a veces da la impresión de que viven con el pánico a ser un día demasiado felices. Por el agujero de la ausencia de después. por DAVID ÁLVAREZ, ABC
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