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Denunciante Ultra
 |  En Barcelona preocupa una posible escalada en la 'galactización' de Messi
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 |  Messi se lamenta tras una ocasión fallada ante el Granada El gesto de Messi hacia David Villa en el partido que midió al Barça y al Granada ha puesto las miradas de la sorpresa sobre el argentino. Pocas veces se le había visto así al delantero argentino, agrio y duro con su compañero. El gesto, por excepcional, no preocupa demasiado al club y a su entorno. Sin embargo, la aparición de otros sí que empiezan a alertar al equipo. Nómina de pequeños acontecimientos que ha puesto en guardia a un equipo que quiere que su estrella siga siendo lo que siempre ha sido: un ejemplo de comportamiento alejado de egoísmos. Al menos de puertas hacia afuera. Nadie en la Ciudad Condal desea la 'galactización' de su estrella. Galactización entendida como el proceso que convierte a un mega-crack en un hombre más preocupado por lo que sucede fuera de los terrenos de juego que dentro. Un hombre, en fin, medio futbolista, medio vedette. El camino no es nuevo en un equipo que ha visto como algunos de sus jugadores más destacados se desgastaban precisamente por seguir estos pasos. Ronaldinho es la mejor muestra. Llegó como crack humilde y se desgastó al mismo tiempo que subía su ego y se disparaba su afición por las fiestas. Con Messi, lógicamente, el proceso no será igual. Messi está hecho de otra pasta. Se ha demostrado en todos estos años en el Camp Nou. Sin embargo, ciertos ticks de su comportamiento reciente invitan a pensar que el delantero está cambiado. La propia bronca a Villa lo demuestra. Nunca se había visto a Messi tan enfadado y tanto tiempo por una acción a priori sin importancia. Por ejemplo, su nuevo coche.  Tito Vilanova ha levantado la prohibición de Guardiola. Pep no quería que sus jugadores lucieran superdeportivos. Su orden era clara: acudir con los Audi que el club les proporcionaba. "Aquí tenemos los pies en el suelo y no vamos en Porsches o Ferraris a los entrenamientos. Somos obreros. Aquí se trabaja. Somos gente normal y corriente", decía. Sin embargo, el nuevo técnico culé ha cambiado de norma y el primero en aprovecharlo ha sido Messi. Además, lo ha hecho a lo grande, luciendo uno deportivo de alta gama que ha sorprendido a sus compañeros y empleados del club. Demasiada ostentación para algunos. Hay más guiños. En la Supercopa de España Leo se negó a saludar a Cristiano Ronaldo como Cristiano Ronaldo se negó a saludar a Leo. Que el luso lo haga, entienden en Barcelona, es normal. No es nuevo. Es su forma de ser. Que Messi caiga en ese juego es lo anormal. Días antes, en Argentina, el delantero respondió con cierto tono enfadado cuando los periodistas le preguntaron por su antítesis en el terreno de juego. "¿Cada vez que diga algo Cristiano o yo le van a preguntar al contrario? ¡Pregúntenle a él!", comentó. Sus palabras también sorprendieron al otro lado del 'charco'. No es habitual que Messi sea tan contundente. Quizá su reacción venga propiciada por su papel en la Supercopa se eclipsó bajo el del portugués, más decisivo que él; cosas de la competitividad. Antes, 'La Pulga' se vio envuelto en un lío relacionado con sus salidas nocturnas en Suecia antes del amistoso contra el Manchester United. Más atrás todavía, sus palabras sobre la Eurocopa ("No he visto ni un partido") también llamaron a la sorpresa de un vestuario, el del Barça, contrariado ante sus palabras. Suma y sigue que no cambia la imagen que de él se tiene en su actual club, pero que avisan de que algo podría estar cambiando en un jugador que siempre ha sido referencia dentro y fuera de los terrenos de juego. el economista, 24 septiembre
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