Sì, son otras Farc. Nunca en su historia habían sufrido tanto derrotas las Farc. Estos logros se le deben tanto a Uribe como a Santos. Este último, como Ministro de defensa de Uribe y luego como presidente de la República.

El secretariado de las Farc perdió a varios de sus integrantes, unos por muerte natural (jacobo Arenas y Manuel Marulanda), otros por acción del ejército (Raúl Reyes, Mono Jojoy, Alfonso Cano) y uno por la política de recompensas (Iván Ríos).

Su capacidad militar se redujo ostensiblemente al perder a casi la mitad de sus integrantes por bajas o deserciones y el área de influencia se restringió a sitios inhóspitos, obligándolos a abandonar la guerra de posiciones y volver a la guerra de guerrillas.

Se les cerraron las puertas internacionalmente, fueron extraditados a Estados Unidos guerrilleros emblemáticos como Simón Trinidad y Sonia, y se les persigue, además, como un cartel más de la droga, aparte de recibir el rechazo general de la opinión pública colombiana.

Su estructura aún es fuerte, pero la posibilidad de la toma del poder por las armas se esfumó y subsisten en fortines tradicionales como los de la Cordillera Central en el suroccidente del país, en el Putumayo y Arauca y sólo acuden a los atentados terroristas para mostrar que aún tienen alguna posibilidad de perturbar el orden público.

Se calcula que tienen en armas, entre 8.000 y 10.000 hombres y su moral de combate ya no es la mejor, aparte de que la falta de comunicación entre sus frentes ha impedido llevar a cabo acciones conjuntas de combate. Cada frente funciona como rueda suelta.

Su ideología se degradó y ahora es común ver que entre ellos mismo se roban los recursos, jefes que huyen con fuertes sumas de dinero, atentados terroristas que los aíslan, perdiendo la retaguardia que les permitía enfrentar con eficacia al ejército.

Este es el presente, un momento ideal para dialogar. El Gobierno porque sabe que tiene la llave de la paz en la mano gracias a la contundencia de los golpes dados a la subversión, y la guerrilla porque sabe que debe aprovechar esta voluntad de paz si quiere sobrevivir como grupo político y no acabar disgregada dentro de unos años en muchos frentes de delincuencia común, cada uno por su lado.

Persistir en una guerra de desgaste que puede demorar varios lustros cuando se puede dialogar es una necedad. El guerrero no puedo verlo porque su realidad sólo gira alrededor de las armas. El estadista, que es el visionario capaz de ver mucho más allá de su propio protagonismo, sabe que la paz es el único camino de la prosperidad y que hay momentos en la historia que hay que saber aprovecharlos.

Esa es la diferencia.