5. Que las empresas de producción social no arrancan ni producen nada.
Desaparecen las empresas privadas, no hay inversión privada, y las empresas que el gobierno crea o estatiza tampoco arrancan. En lo que lleva de gestión, el gobierno ha expropiado alrededor de 1000 empresas y ha lanzado varios programas, buscando montar un modelo alternativo de producción: las zonas de desarrollo endógeno, las cooperativas, los fondos zamoranos, las empresas de producción social, pare usted de contar, se han tragado cuantiosos recursos, sin que se conozca hasta ahora de ningún proyecto exitoso.
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Se nacionalizan ‘sectores estratégicos’ como el suministro de agua, la electricidad y las telecomunicaciones. Con estas decisiones, el gobierno vuelve a hacerse organizador de estos servicios en vez de hacerlos depender de los cálculos capitalistas, es decir, tornarlos prácticamente inasequibles para la población. Subvencionando programas de ayuda, el Estado toma por su cuenta que el pueblo no siga decayendo.
Además, el gobierno de Chávez establece mecanismos de control de divisas para impedir la continua fuga de éstas y rompe el molde de la ‘independencia del banco central’, para garantizar una política monetaria que corresponda a los menesteres financieros del gobierno, procurándole los recursos presupuestarios necesarios para posibilitar una vida distinta a la mayoría de la población.
En los últimos años, el gobierno venezolano ha mostrado cómo poner en práctica estas nuevas condiciones de vida. Por medio de los ingresos petroleros y bajo la participación activa del pueblo, el Estado inicia amplias campañas con efecto social para el pueblo, las ‘misiones’, ya expresando en su denominación el proyecto progresista de unir el Estado con el pueblo. De estas misiones forman parte la campaña de alfabetización (la Misión Robinson), las iniciativas de formación popular (Misión Robinson II y Misión Ribas) hasta los grados universitarios alternativos (Misión Sucre), asistencia médica para el pueblo común (Misión Barrio Adentro), pero también la creación de consejos comunales y círculos vecinales que apoyan el proceso. Inicialmente, las redes sociales –que por primera vez facilitan servicios esenciales a los habitantes de los barrios pobres y a los pobres de las zonas rurales– fueron montadas con ayuda del Ejército. Ahora son redes sólidamente institucionalizadas en las que la gente, con el continuo apoyo político, puede y debe participar para volverse activistas organizadores de su vida cotidiana.