Respuesta: “Puedo matarte si quiero, soy diplomático”
Pérez aseguró algo más: “El bienestar de los menores británicos ocupa un lugar preponderante para nosotros. Por esa razón preguntamos cuál es exactamente la ayuda que su familia busca de nuestra parte y nos confirme si ya ha estado en contacto con las autoridades colombianas, y cuál fue el resultado, de existir alguno”, le escribió a Peinado.
Era una respuesta clara. Por fin. Porque desde abril de este año, Gummery desapareció del mapa. Sólo le había llegado desde entonces una carta de Recursos Humanos de Soca, firmada por Rebeca Penny, que le ordenaba no volver a escribirles a Cole ni a ellos y que ya no volverían a leer sus cartas. Habían reducido a Odilce a una mujer ansiosa de dinero y habían dejado el maltrato y el abandono en un segundo plano. Gummery, la última vez que habló con ella, la acusó de extorsionarlo por pedirle ayuda económica para su hija y haberle hecho perder su trabajo.
Mientras Odilce batallaba sola por los derechos de la niña, la página web de la Embajada británica en Colombia divulgaba un pronunciamiento de su secretario del exterior William Hague, quien anunció una campaña para prevenir la violencia sexual en el mundo. “Debemos asegurar los mismos derechos para las mujeres en cada nivel de la sociedad y proteger a los más vulnerables, sobre todo a nuestros niños”. Odilce Peinado y su hija colombo-británica Sofía son parte de ello. Hasta hoy, pese a su batalla, la inmunidad diplomática sigue derrotando a su petición de justicia. Una larga batalla
Odilce Peinado guarda todos los documentos que son evidencia de la batalla que ha dado desde que su vida con el agente Edward Paul James Gummery (a quien la Embajada del Reino Unido en Bogotá certificó que trabajaba en esa representación diplomática desde 2006) se convirtió en un caso de violencia intrafamiliar. Entre ellos hay cuatro certificados de Medicina Legal en donde consta el maltrato del que fue víctima. En uno denuncia que la violencia comenzó mucho antes, pero que sólo hasta el 15 de marzo de 2009 presentó la primera denuncia. En ella los expertos dejan constancia de los golpes que recibió en cuerpo y cara e incluso le dan incapacidad. El trabajo del espía en Colombia
Edward Paul James Gummery fue un hombre clave en el proceso de extradición hacia Gran Bretaña del colombiano Carlos Arturo Sánchez Coronado, acusado de delitos relacionados con tráfico de drogas y lavado de dinero, el cual se llevó a cabo en 2008. En los archivos de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de Colombia reza que el agente de la Agencia del Crimen Grave Organizado dio testimonio de las actividades ilegales de Sánchez.
En el proceso (Nº 29.892) se lee lo siguiente: “Edward Paul James Gummery, igualmente de la Agencia del Crimen Grave Organizado, reitera la identidad del señor Sánchez Coronado y describe en detalle los documentos utilizados fraudulentamente por el citado. Además, hace un recuento de la forma como operaba la organización dirigida por Luis Fernando Carranza Reyes, Jesús Aníbal Ruiz Henao y Mario Zambrano Tascón”.
Fuente El Espectador |