Es improbable que las pierda, pero es un llamado de alerta para los deportistas olímpicos en futuras ediciones de los juegos. De todas formas, no sería justo que lo que se ganó en la competencia se pìerda en los escritorios.

Juegos Olímpicos Londres 2012
Michael Phelps podría perder las medallas obtenidas en Londres

Por: Elespectador.com - 21 Ago 2012

Unas fotos de una campaña publicitaria meten en problemas al deportista norteamericano.



Michael Phelps, el nadador estadounidense que anunció su retiro luego de ganarse cuatro medallas de oro y dos de plata en los Juego Olímpicos 2012, se convirtió también en el deportista más galardonado en la historia de la competición.

Su fama y su gran revuelo comercial motivaron a que las grandes marcas de moda buscaran su rostro. Pero las recientes fotos del estadounidense protagonizando la nueva campaña publicitaria de la firma Louis Vuitton le está trayendo problemas y se le acusa de participar en este tipo de eventos mientras participaba en los juegos.

Hace dos semanas, en distintos medios del mundo se difundió una imagen en que aparecía Phelps posando en una bañera, con gafas de nadar y a su lado un bolso de la prestigiosa marca.

Según la regla 40 del Comité Olímpico, "ningún atleta puede participar en campañas de publicidad de firmas no patrocinadoras de los JJOO durante el periodo que los comprenden, en este caso, desde el 18 de julio al 15 de agosto".

El atleta podría perder las medallas obtenidas en Londres o pagar una fuerte multa económica. Según el diario inglés Mail on Sunday, Phelps se meterá en líos si se confirma que la empresa hizo pública las fotos a propósito. Sin embargo, desde la casa de moda se ha dicho que las fotos no eran oficiales y que habían sido “robadas” y después filtradas de modo intencionado.

El representante de Phelps, Peter Carlisle, aseguró que el deportista no autorizó el uso de las imágenes. “Cientos de marcas usan los rostros de los competidores y ellos no están ni enterados. Michael no violó la regla 40, así de simple”, afirmó Carlisle.

Fuente: El Espectador