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Denunciante Épico
 |  El cáncer, un enemigo silencioso de las mascotas
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El diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad han mejorado para facilitar la calidad de vida.
Así como el diagnóstico y tratamiento del cáncer ha progresado positivamente en el hombre, lo mismo ha sucedido respecto a mascotas como los perros y gatos.
Con la edad, ellos también pueden padecer de esta enfermedad, que puede ser tratada, favoreciendo la calidad de vida del animal. Las cifras hablan de que uno de cada diez perros o gatos desarrollará un tumor canceroso a lo largo de su vida.
Las estadísticas también afirman que el 23 por ciento de las muertes en mascotas se deben al cáncer y se ha comprobado que el 45 por ciento de los perros que ha vivido hasta los diez años o más han muerto de enfermedad oncológica. Según Édgar Gutiérrez, director de la Clínica Veterinaria de la Universidad de La Salle, se han considerado diferentes causas, entre otras, que se deba a un origen genético del animal.
También puede corresponder a cambios medioambientales, o en respuesta a traumas como golpes fuertes, contactos con químicos o materiales biológicos. Y, finalmente, puede atribuirse a algunas radiaciones físicas, como la luz ultravioleta del sol.
Los síntomas que un amo puede identificar más fácilmente y que pueden corresponder a patologías cancerosas son varios. Esté pendiente de la aparición de inflamaciones anormales, úlceras que no sanan, pérdida de apetito y de peso, hemorragias frecuentes, disminución de la actividad, debilidad y dificultad para tragar, respirar, orinar o defecar.
La recomendación es llevar al animal cuanto antes al veterinario para que sea examinado y confirmar o descartar la enfermedad. El cáncer afecta normalmente los tejidos de la piel, la glándula mamaria, algunos órganos linfoides, el sistema urogenital y el tracto gastrointestinal.
Este se puede tratar con una combinación de cirugía, quimioterapia, radioterapia y medicinas alternativas, aunque siempre se trata de determinar la calidad de vida que pueda tener el animal. "Si no hay un buen pronóstico, se debe considerar la eutanasia", comenta Gutiérrez.
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