Elementos destacados, riesgos y molestias en un baño público

Los baños públicos son un verdadero campo de diarrea y desesperación. Todos los que han utilizado alguna vez un baño público saben lo que les espera. Cualquiera que no haya tenido que usar uno es un bicho raro y es una de las seis personas más afortunadas del mundo.

Los baños públicos siempre contienen, por lo menos, todo lo siguiente:

- Grafitis. Son sin duda el punto culminante del viaje a un baño público. Pueden compararse con cualquier cosa, desde las pinturas rupestres hasta una libreta de contactos con números de servicios de acompañantes, dependiendo del almacén, estación de gasolina o club de striptease en el que se encuentre. Usted encontrará por lo menos 50 vulgaridades escritas o talladas, obras de arte inimaginables, números de varios sujetos, el número de su madre y, en ocasiones, una conversación verdadera.

- Grafitis hechos con excrementos. Es lo peor que se puede encontrar en baño. Si encuentra un grafiti con excrementos, llame a un equipo de materiales peligrosos para que limpien el área y a usted mismo… O, si lo hizo usted, llame a una institución mental y haga lo que tiene que hacer.

- Excrementos en el piso (o en el lavamanos, la pared, o en el tanque del inodoro). Da la impresión de ser un retrasado con sus excrementos por el suelo. Son sorpresas amables y explicativas por sí mismas que se encuentran tiradas en el piso del sitio o en un lugar aún más impropio para los deshechos humanos. Normalmente lo hacen personas que están muy borrachas o aquellos con problemas mentales, que quieren poner a llorar al encargado del aseo.

- Baños dañados. Pasa cada vez que usted tiene una urgencia manifiesta de una evacuación fisiológica: No se da cuenta, pues rara vez hay un aviso; pero, así lo tuviera, usted tiene tanto afán que no lo mira hasta que le toca limpiarse con el aviso de “fuera de servicio”.

- Gel de orina. Describe la capa coagulada de orina que hay en todos los baños públicos. Muchos tienen desagües en el piso que sirven para poco más que burlarse de usted, pues no son de mucha ayuda con la orina convertida en gel. En los baños de los hombres la orina puede alcanzar varios centímetros de espesor.

- El vello púbico de la ira. No importa el baño público que tenga que usar, siempre habrá un vello púbico del tamaño de un gusano en el asiento del inodoro. La leyenda dice que puede moverse muy rápidamente y joderte. Limpia el asiento con algo que no sea tu mano; si no lo haces, se incrustará en tu piel con sus dientes.

- El hueco glorioso. Es donde viven los pervertidos. Es un agujero en la pared o entre las divisiones, con el fin de espiar y de propagar enfermedades de transmisión sexual.

- Puntos de mocos. Dejando a un lado el nombre poco inspirado, son esas áreas específicas de las divisiones de los baños o de las paredes en las que inexplicablemente se acumulan los mocos. Siempre están en los mismos sitios, como si a los primeros mocos que cayeron ahí los siguieran otros centenares de millones. El papel higiénico que tiene al lado tendrá que esperar y sólo limpiar su culo, pues por alguna razón no es para sonarse la nariz.

- Deleite femenino. Un elemento sanitario femenino que han dejado, dentro o fuera del inodoro, para que el siguiente usuario del baño se tropiece con él. Es de lo más desagradable, pero por lo menos casi siempre sucede en los baños de las mujeres; casi siempre.

- Papel de lija. Algunas veces, habrá papel higiénico. Sin embargo, usted tendrá que buscar otra cosa con que limpiarse. El papel higiénico de los baños públicos está hecho con una combinación de madera, conos de pino, virutas de metal, pelos del culo y lana de acero. Sin embargo, es casi tan delgado como el aire y usted terminará con los dedos untados de mierda, aunque haga un bulto del tamaño de una pelota de baloncesto para limpiarse.