Aparte de si tiene o no autoridad moral, es cierto lo que dice sobre el retorno de los golpes de Estado, pero de nuevo cuño, esta vez aprovechando los vericuetos de las leyes.

Se hizo con Zelaya, aunque podríamos decir que fue en defensa de la institucionalidad al pretender éste tomarse el poder con un referendo amañado. Lo realizó Daniel Ortega al quebrantarr el orden constitucional para hacerse reelegir.

Ahora se hace con Lugo, el único que había quebrado la hegemonía de 60 años del Partido Colorado. Y en nuestro país casi que se consigue con la segunda reelección de Uribe, frenada por fortuna por la Corte Constitucional.

Como dirían por ahí, regresó el mismo burro pero con distintas orejas.