Corría el minuto 65 del partido solidario que enfrentaba a los Black Masters -los amigos de Messi-contra los Red Stars (el resto del mundo) cuando Dani Alves saltó al terreno de juego sustituyendo a Lavezzi.
Algo nada anormal si no fuera porque el brasileño no tiene todavía el alta médica para participar en un encuentro de fútbol. Es más, aún no se han cumplido los plazos mínimos en que los médicos estimaron su recuperación.

Alves, que fue operado el pasado 27 de mayo de una fractura de clavícula, debía estar entre seis y ocho semanas de baja. Ni siquiera pudo viajar a Madrid para ver la final de Copa. Y ahora, cuando sólo lleva algo más de cinco semanas lesionado, ya se ha atrevido a jugar, con el riesgo que ello entraña.
El defensa quiere participar en los Juegos Olímpicos y creía que el amistoso de este sábado era una gran ocasión para ir cogiendo la forma y convencer a su seleccionador. Pero ha corrido el riesgo de recaer.