La experiencia enseña que siempre hay que oir a las dos partes y me inclino por la versión de la gestora social por una sencilla razón, si el municipio tiene a un homosexual en nómina y si además tienen un programa social para atender a la comunidad LBGT, no resulta creíble que no dejen cantar a alguien por ser homosexual.

Creo más bien que si pudieron haber existido los gestos obscenos, las llamadas de atención y la presencia de menores de edad. Quizás faltó diálogo, pero la versión de la orquesta resulta difícil de creer y me parece que más bien están respirando por la herida.