Estamos en un estado de derecho y uno de los principios universales, plasmado en la carta de la ONU, es que una persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, y otro es que una persona debe ser oída y vencida en juicio.

Aparte de los abogados que buscan los resquicios de la ley para favorecer la impunidad, el buen abogado es el que busca que a su apoderado se le aplique lo que le corresponde de acuerdo con la ley, incluyendo los beneficios que se pueden desprender de su colaboración con la justicia.

Así funciona el derecho y no como quieren algunos, a la manera medieval, sin garantías, apenas con grilletes, oscuros calabozos y verdugos listos para cumplir con la pena capital.

Hay garantías que respetar, todos tienen derecho a tener un abogado que los defienda, las pruebas a favor y en contra deben ser controvertidas en un juicio público y deben conducir a la certeza de su responsabilidad, sin asomo de duda razonable.

Cárdenas tiene todo el derecho de contratar un abogado y defenderse de las acusaciones de la fiscalía.