Respeto a Antonio Caballero por su independencia frente al poder, a pesar de provenir de él, pero su terquedad en defender las corridas de toros, por la única razón no sólo de ser aficionado sino un verdadero erudito en la materia, me parece fuera de foco.

No se justifica en los tiempos modernos, so pretexto de "tradiciones culturales", la tortura de los animales y el placer que se desprende de verlo. Esta costumbre bárbara debe ser desterrada de nuestra sociedad, de por sí violenta y excluyente.

Hay que respetar las minorías, claro, pero también hay que mirar qué clase de minorías, porque si a eso nos vamos respetemos las ideologías nazis que propugnan por un país excluyente, o las religiosas que incitan a matar a los que no comulguen con sus creencias.

La construcción de la paz que todos queremos comienza por la lucha contra toda clase de violencia y así como nos indignamos cuando soldados torturan a un perro, pasamos de agache cuando con sevicia lo hacen en una plaza, con picas y banderillas, al son de música y olés. ¿Qué diferencia hay? ¿Más bonito el espectáculo?