En Múnich se siguen buscando razones para la derrota del Bayern en la final del Allianz Arena ante el Chelsea. Para algunos, la clave estuvo en que Anatoliy Tymoshchuk se atrevió a tocar el trofeo antes del partido, cuando ambas formaciones accedían desde el túnel de vestuarios hasta el césped del estadio muniqués. Un toque leve, apenas un roce, que para muchos seguidores del Bayern gafó la final y propició que el título viajara rumbo a Londres.