esclavizada por el chantaje
Parte 3
Allí estaba yo. Esperando que mi verdugo viniera a examinar mi cuerpo. Llorando y sollozando. Sentí una humillación inconmensurable. Mientras esperaba, me pregunté qué pasaría si mis parientes y mis amigos vieron las fotos. Él me dejó allí esperando mucho tiempo. Este retraso sólo sirvió para hacerme más ansiosa y asustada. La mesa de cristal estaba fría, y como empezó a llover mucho por afuera (yo podía oír el viento y tormentas eléctricas), la temperatura bajó rápidamente y comencé a sentir mucho frío.
Mi cuerpo estaba completamente petrificado y yo sabía que no podía poner nada sobre mí, porque cuando él viniera a verme yo tendría que estar desnuda y en la posición ordenada. La espera me pareció una eternidad y me di cuenta del tiempo porque no había un reloj de pared frente a mí. Me puse a llorar de frío y no podía hacer nada, sino esperar obediente.
Tardó alrededor de 1 hora hasta que finalmente oí pasos que se acercaban. Al salir a la puerta del comedor y me vio encuerada y humillada, dijo:
- ¡Joder, eso es asombroso! Qué cosa hermosa desnuda me esperando. Mi polla está a punto de estallar dentro de mi pantalón.
En ese momento, recuerdo muy bien, estaba confundida en mis sentimientos porque yo no sabía si llorar por la vergüenza de estar desnuda en una mesa de cristal, o llorar de miedo, o el frío. Cuando se acercó más a mí, por la esquina del ojo, que él lucía una chaqueta y un par de pantalones de franela. Me sentía muy enojada porque era demasiada ropa y yo totalmente desnuda, sin poder abrir la boca para reclamar un mínimo de pudor.
Me di cuenta una vez más que ese cabrón movía una cámara en un trípode para obtener los mejores ángulos de show de la humillación. Tomó cerca de 5 minutos de ajustar la posición de la cámara y luego se fue de nuevo. Yo estaba muy confundida, pero el miedo me hizo permanecer quieta y en silencio.
Esta vez él volvió rápido y con un vaso de whisky con hielo en una mano y un grueso rotulador azul. Mis dientes resonaron en frío. Yo tenía la esperanza de que él al verme de esa manera, tuviera compasión y por lo menos me permite cubrir algo. Pero él simplemente coloca su vaso de whisky con hielo en mi vientre, muy cerca de la región púbica. Dejé escapar un gemido de frío.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y yo resignada aguanté silenciosamente temiendo que me pegara se me moviera. Sin misericordia él dijo:
- ¡Ay de ti si tumbas mi copa, aprende a ser una mesa de café.
Cerré los ojos y contar hasta mil, yo estaba a punto de maldecir, pero no pude contenerme y acepté el cargo.
- Bueno Danielle, pon las piernas más abiertas y mostrá bien el coño y cuida de no derramar el vaso.
Se puso de pie en el borde de la mesa, junto a mis pies mientras me estaba abriendo hasta que me dijo que estaba bueno. La cantidad de comentarios indecentes que hizo fue enorme, yo traté de concentrarme en otra cosa para manejar la gran dosis de humillación verbal. Pude observar por la cola del ojo que estaba contemplando mi vagina y lisa y expuesta durante mucho tiempo, hasta que en un momento rompió el silencio y dijo:
- Bueno Danielle, es el momento de iniciar el examen, a ver si supiste cumplir órdenes correctamente.
Empezó a acariciarme las piernas y los tobillos, examinaba en detalle cada dedo separándolos para hacerme sentirme más expuesta, si eso era posible. Luego, con la pluma comenzó a dibujar un círculo en cada uno de los diez dedos. Tenía curiosidad, pero no le pregunté nada, porque no estaba autorizada a hablar, pero él justificó los círculos que estaba haciendo con la pluma.
- ¿Sabes lo que es esto, perra? ...es porque no cumpliste tu tarea como debería... Mira... faltan los pelos en la parte superior de cada dedo.....
Yo no podía creer en lo que oía. No podía ser tan cruel. Los pelos de los dedos son casi imperceptibles. Después de unos 10 minutos examinando de los pies, empezó a deslizar su mano sobre mi pierna, desde el tobillo hasta llegar al muslo. Sus dedos buscaron la rugosidad de una eliminación del vello no del todo perfecto. En las dos piernas hiso unos cinco círculos, lo que indicaba las áreas pequeñas de pelo, pero que no eran visibles a simple vista, sólo se podía percatarse deslizando los dedos. Me puse a llorar más fuerte, porque temía por castigos que pudieran derivarse de dicho examen.
A veces se detenía para tomar un sorbo de su whisky y luego tejió más comentarios acerca de los deseos que sentía en verme así. Hubo momentos en que yo me temblaba por el frío y luego para hacer que sufriera aún más, sacaba la copa de mi vientre me tocaba el cristal en mis pezones para hacerlos duros y luego se echó a reír al ver cómo eran enormes.
Volviendo al examen, acariciaba mis pechos e incluso hizo un recorrido con el marcador próximo a los pezones diciendo que había pelusa allí. Entonces fue caricias, apretones haciéndome sentir dolor en los picos. Acercó su boca, chupa mi pezón por un largo tiempo, y dijo:
- es delicioso chupar los pechitos de una chica calentona y putarraca....
Dio el último sorbo de su whisky y la arrojó la copa en mi vestido y luego comenzó a deslizar su mano derecha en el bajo vientre. Sus dedos buscaron con vehemencia cualquier rastro de pelos en mi cuerpo. Para cualquier cosa que encontraba él dibujaba un círculo. Yo confieso que yo estaba completamente aterrorizada por los círculos que hizo, pues era evidente que sería utilizada para mí tortura de alguna forma. Mi miedo era tanto que cuando sentí sus dedos en mi ingle buscando algún indicio de pelo, por mi propia iniciativa, me encontré abriendo más y más mis piernas haciendo cabriolas mi cadera un poco para estar más expuesta.
Inmediatamente dejé escapar un fuerte grito de llanto, porque me di cuenta que ya estaba humillándome voluntariamente para él... Por miedo... Mucho miedo. Él incluso dejó escapar un gemido de deseo de verme tan sumisa, pero aun así, señaló algunos círculos sobre mis dos muslos, en señal de desaprobación de mi depilación en el local. Luego sus dedos comenzaron a deslizarse sobre la región púbica y fue cuando él comenzó a hacer varios círculos y luego hizo un comentario: