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Antiguo 28-04-2012 , 14:19:52   #2
BAJISTA
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Predeterminado Respuesta: Historia del Día de los Trabajadores

Ante los preparativos de los patronos movilizando a la Guardia Nacional, aumentando las fuerzas policiales y fundando un cuerpo especial de represión, el sindicalismo realizó dos grandes y militantes reuniones masivas. La primera una asamblea de los Caballeros del Trabajo el 17 de abril, que se realizó en el local Cavalry Armory colmando su capacidad con 7 mil trabajadores, mientras 14 mil más escuchaban afuera. La segunda ocurrió el domingo 25 de abril, en la que Albert Parsons y August Spies hablaron ante 25 mil trabajadores.

Los periódicos locales, con el "Tribuno" usando con diversas variaciones su lema favorito de "el esqueleto de un socialista en cada poste", concentraron sus fuegos sobre Parsons y Spies como los mayores responsables del movimiento en favor de la jornada de ocho horas.

El 1° de mayo de 1886 fue un hermoso día en Chicago. El fuerte viento proveniente del lago, con frecuencia muy inclemente en la primavera, había amainado ese día y había un sol radiante. Era un día calmo en más de un aspecto, las fábricas paradas y vacías, los almacenes cerrados, las calles desiertas, los conductores ociosos, las construcciones detenidas, los corrales estaban silenciosos y ninguna columna de humo surgía de las chimeneas.

Era sábado, ordinariamente día de trabajo. Una multitud de trabajadores riendo, charlando, bromeando y vestidos de domingo, acompañados de sus esposas e hijos, se reunían para el gran desfile en la Avenida Michigan. Esta presentaba el aspecto de los días de fiesta. Hombres robustos y rudos, ataviados con ropas de "fiesta" pero algo toscas, repetían satisfechos: "Todos salieron de mi casa, hasta el gato". Pero el enemigo acechaba desde sitios estratégicos.

A los lados de la ruta que seguiría el desfile y en las calles adyacentes policías armados, agentes del cuerpo de represión y agentes "especiales" buscaban ubicación, listos para hacer respetar "la ley y el orden". Todos los techos próximos estaban ocupados por estos "agentes del orden" munidos de rifles y otros materiales bélicos. En las Armerías del Estado, 1.350 miembros de la Guardia Nacional, equipados con fusiles Gatling, estaban acuartelados y prontos a marchar contra los manifestantes. En un edificio de oficinas de la zona central estaba reunido en sesión permanente el Comité de Ciudadanos, para recibir informaciones inmediatas desde todos los puntos de posibles conflictos: era el estado mayor que dirigiría la batalla para salvar a Chicago de la "socialista" jornada de ocho horas.

Albert Parsons, bien acicalado, se sentía alegre y optimista. Caminando bajo el espléndido sol de ese día, con su esposa Lucy y sus dos hijitos hacia la Avenida Michigan, su corazón
Lucy Parsons
saltaba dentro del pecho al ver a los miles y miles de huelguistas que se aprestaban para el desfile. August Spies, su mejor amigo, con su bigote rubio temblándole de excitación y placer, corría de un lado para otro con un ejemplar del "Chicago Mail" bajo el brazo. Unos 340 mil trabajadores desfilarían ese día en todo el país. Cerca de 190 mil se habían plegado a la huelga. En Chicago alrededor de 80 mil obreros se habían lanzado a la calle para conquistar la jornada de ocho horas. "Y la mayoría -decía Spies agitando el diario- están aquí esperando que comience el desfile". En cierto momento se detuvo en sus idas y venidas, y, en forma pausada, como si reflexionase para sí, leyó en voz alta estos dos párrafos del editorial del mencionado periódico:

"Hay dos rufianes peligrosos que andan en libertad en esta ciudad; dos cobardes que se ocultan y que están tratando de crear dificultades. Uno de ellos se llama Parsons, el otro Spies. Señálenlos hoy. Manténganlos a la vista.


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