En la oficina donde trabajo siempre se ha caracterizado por contratar a mujeres muy guapas como recepcionistas, lo que les voy a contar es algo que me sucedido hace unos meses cuando la vacante de recepcionista fue ocupada por una mujer que llamó mi atención.
Hace tres meses, el puesto de la recepcionista quedó vacante, después de varias entrevistas contrataron a una mujer que ocuparía ese puesto, el día que la conocí, la vi de espalda, y no pude evitar dirigir mi mirada hacia el lindo trasero que se le notaba bajo ese pantalón de vestir ajustado, ella se volteo, me saludo y se presentó como Rebeca, la nueva recepcionista y se ofreció a brindarme la ayuda que necesitara.
Yo soy un hombre casado y aunque me gusta echarme un taco de ojo con las mujeres, nunca he pretendido algo más, en la oficina donde trabajo somos pocas personas ya que es una filial de otra empresa más grande, somos un total de 22 trabajadores y por lo mismo todos nos conocemos, además de ser un buen equipo y llevarnos bien, al menos la mayoría. Debido a esto había buena amistad entre varios de nosotros.
Suelo llegar temprano a la oficina, para evitar el tráfico, es ya una costumbre llegar hasta con media hora de anticipación, la recepcionista también comenzó a llegar temprano, nos encontrábamos en la zona del café cada mañana, así que nos poníamos a platicar. El uniforme de la empresa lucía muy bien en ella, y a veces bajo el saco traía blusas escotadas, me gustaba cuando eso sucedía porque alcanzaba a ver parte de sus pechos que imaginaba bien formados y redonditos; mientras estábamos en el café disfrutaba viendo su trasero y su escote, pero no le insinuaba ni buscaba algo más.
Con el paso de los días, la recepcioncita comenzó a tratarme con mayor confianza, me tocaba la mano, me abrazaba, y hasta me daba una que otra nalgada, yo la dejaba, al cabo sabía que no llegaría a más, pero eso era lo que yo creía. No me imaginaba que ella buscaba seducirme, aunque sabia que era casado.
Un día que me la encontré en el área del café, me dijo que tenía un problema, se le había roto un broche del bra, dijo que no le había quedado otra que quitárselo, así que tendría que estar con el saco todo el día, en ese momento se quito el saco y me pregunto si se notaría que no traía nada, yo me quede como idiotizado, se le notaban los pezones y parte de la redondez de sus lindas tetas, solo le dije que sí se notaría, me serví mi café y me fui con el pretexto de atender unos pendientes, pero todo el día estuve pensando en sus preciosas tetas.
Al día siguiente, cuando nos encontramos pude admirar la tanguita que traía puesta, mientras se agachaba para sacar cosas que tenía en un gabinete, me pidió ayuda para irlas agarrando y subiendo a otro gabinete que tenía en su lugar, incluso llegué a ver el inicio de la línea que separa sus hermosas nalgas. Así pasaron los días, de una u otra forma veía sus tetas o sus nalgas, me la pasaba pensando en la recepcionista, por momentos me decia que sólo era mi imaginaciòn trabajando extra, pero me convencí que no era así al día siguiente cuando me arrimó sus nalgas, al pedir permiso para pasar a mi lado, en un espacio donde fácilmente cabía sin tener que pegarse junto a mí; ya no aguanté más, comencé a masturbarme imaginando que me la cogía y eso me llevó a desearla, ella sabía que yo era casado, así que ya sabía a lo que se atenía, fue en ese instante que decidí que me la cogería.
Al tercer día ocurrió, ese día como siempre llegamos temprano, pero fue algo inusual porque ambos llegamos casi con 50 minutos de anticipación, ese día a ella le tocó llevar saco y falda, pasamos al área del café, y se me ocurrió preguntarle si hoy traía bra, dijo que si pero que se lo podía quitar por mi, en serio le respondí, entonces quítatelo, ella dijo tu crees que no lo haré verdad??, mirandoma maliciosa se quito el saco, y sin quitarse la blusa, empezó a hacer una maniobra para quitárselo, yo me lance y le dije avísame si puedes quitártelo así, si no, yo te lo quito.
Ah pues mejor ayúdame no?, me dijo con un tono de voz diferente, y no perdí el tiempo, metí mi mano bajo su blusa y le quite el bra, deslice mis manos hacia el frente y le acaricie los pezones, sujete con mis manos ambas tetas y la miré a los ojos. Sorprendida ella dijo, solo me ibas a quitar el bra ¿no?, a lo que respondí, sólo quiero comprobar que ya quedaste sin bra, sin mas nos besamos intensamente, nuestras lenguas se enredaron, desatamos todo el estrés sexual que traíamos.
La bese intensamente, le levante la blusa, enrosque mi lengua en sus pezones, se pusieron duros de inmediato, sus tetas eran como las imaginaba, redonditas, bien formadas, la aureola de los pezones amplia y obscura, ella gimió con mis chupadas, los mordía, las lamía por completo, ella gemía, ¡oh que rico!.
Mi pene se endureció rápidamente bajo el pantalón, sabía que debía aprovechar esos 50 minutos que tenía, así que la besé de nuevo, mientras con mis manos la agarraba de las nalgas, le subí la falda, la cargue y la puse sobre la cocineta, ella abrió las piernas, de inmediato me saque la verga, y se la metí, su vagina estaba muy húmeda y caliente, por lo que mi pene entró fácilmente, la hice gemir con la primera penetración, ¡ah cariño.....la tienes muy rica!
Ella enredo sus piernas en mi cintura, yo la bombeaba rápidamente, más y más fuerte, ella se vino de inmediato, gritando en mi boca de placer, pero no quería cogérmela solo así, una vez que se vino, la bajé de la cocineta, la voltee , admire unos segundos sus preciosas nalgas, paraditas, redonditas, lucían riquísimas, sin perder tiempo acomode mi verga entre sus nalgas y se la metí de un solo golpe, me excitaba mucho cogerme ese rico culo, comencé a bombear más y más, ella gozaba, se vino de nuevo, yo me resistía, quería darle una buena cogida, para que ella solita me pidiera más verga, o por si me arrepentía al menos había tenido una buena cogida con la recepcionista.
Le di un par de nalgadas mientras le bombeaba mas rápido, le dije que me encantaban sus ricas nalgas, ella me decía ¡son tuyas, cógetelas cariño, hazme tuya!, seguí dándole hasta que ya no aguanté y me vine dentro de ella, sentí un chorro enorme de leche saliendo de mi verga, esa vieja me había excitado un chingo. Terminamos, nos vestimos de inmediato, a los 3 minutos comenzaron a llegar los demás compañeros de trabajo, nosotros disimulamos tomando el café, yo oculté su bra en mi saco, una de las chavas le dijo a Rebeca, no me digas que otra vez tuviste problemas con el bra, y ella respondió, si, pero ahora ese problema se me resolvió muy bien.
Nunca había pensado en serle infiel a mi esposa, pero a veces nos llegan tentaciones difíciles de resistir, la recepcionista sabía que yo era casado, pero me dijo que no le importaba, sólo me ponía una condición, en la casa eres de tu esposa, pero en la oficina siempre serás mío.
Así que ya se imaginarán como me la he pasado desde entonces en mi trabajo.
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