La aceptación de mi último relato me animó a escribir este, de un hecho que ocurrió hace algunos años en casa de mi hermano un 24 de Diciembre.
Era la primera navidad que mi hermano y su esposa pasaban en aquel apartamento y nos invitaron a nosotros a pasarla con ellos. Llegamos allí como a las 7 de la noche y desde esa hora empezamos a beber, entre Poker y el blanco del Valle que nunca faltan en casa caleña que se respete. Como a las 11 de la noche, ya teníamos lista la cena, preparada entre todos y bastante pasaditos de copas, pusimos música para alegrar el ambiente. Mi hermano, que llamaré Diego, es un man de 1.70 de altura, trigueño, yo soy un poco blanco, un poco más acuerpado que yo, y baila muy bien. Su esposa, para el relato se llamará Claudia, es una mujer muy linda, mide como 1.70, delgada, senos medianos pero muy firmes, piernas bien torneadas y una cola que siempre me ha encantado.
Al ritmo de la música Diego sacó a bailar a mi esposa, Andrea, ella es más bajita, mide 1.60, es trigueña, de cara muy linda, senos pequeños, cola respingona que me fascina, en general el conjunto es muy hermoso; mientras Claudia y yo conversamos plácidamente.
Esa hora la pasamos entre baile y risas, hasta que llegó la hora de darnos la Feliz Navidad, 12 de la media noche, besé frenéticamente a mi mujer, aprovechando que llevaba un vestido negro estraples super corto, acaricie por encima de él sus ricas nalgas y empecé a sobarlas, a ella le encanta que haga eso, la excita demasiado, cuando cai en cuenta que estábamos ante la otra pareja dejé de hacerlo pero advertí que Diego estaba observándonos.
Luego le dí un abrazo a mi hermano y posteriormente un abrazo u un beso a mi cuñada, a la hora del beso esté salió en la comisura de sus labios, situación que me confundió un poco, pero al quedar frente a frente nos miramos y nos dio risa saber que casi nos besamos en la boca.
Seguimos bailando, pero cada vez más prendidos el baile se iba tornando más sensual.
En las canciones suaves los besos y caricias con nuestra pareja se volvían más candentes. Diego besaba y acariciaba a Claudia de una manera ya sin reservas, al punto de casi sacarle los senos por encima de la blusa, y yo hacia lo mismo con Andrea, para mi era más fácil acceder a los senos de mi esposa por el vestido estraples que usaba.
Al bailar con Claudia se notaba lo caliente que estaba y sin miramientos empecé a acariciar su cintura y a apretarla contra mí, acariciando su pelo y su cara con cuidado que mi hermano no me viera, él bailaba y hablaba muy entretenido con Andrea.
Claudia se dejaba llevar y acariciar, al sentir la suave piel de su cintura mi pene estaba ya erecto, cosa que notó de inmediato y me dijo…”cuñis, esta como inquieto tu amiguito, no???”, le respondí “con semejante mujer que tengo al lado, cualquiera”. Nos miramos y nos sonreímos, al termonar la canción nos sentamos pero casi que nuestras manos no se sueltan.
La siguiente canción era un bolerito, y cuando estábamos bien abrazados con Andrea, besándonos, metí mi mano entre su escote y saqué un seno, lo empecé a acariciar y luego lo chupe con mucha delicadeza, ella estaba de espalda a ellos pero Diego no perdía de vista lo que hacíamos, así que aproveche y empecé a tocarle el culo a mi esposa descaradamente, ella comenzó a gemir muy despacito, ya a esa altura ella se descontrola y se enceguece. Muy suavemente fui subiendo el corto vestido hasta que quedó al aire el perfecto culito de mi esposa vestido solo por una pequeñísima tanga hilo dental negra. La cara de mi hermano se transformó y parecía que se salía los ojos de las órbitas, estaba maravillado y empezó a sobarle con más fuerza el culo a su mujer.
Ya las mujeres estaban bastante aturdidas y nosotros muy prendos y calientes, fuimos a la cocina por más hielo y él me dijo que gracias por el espectáculo, que que rico que estaba el culo de Andrea…”ahora te lo retribuyo…”
De nuevo en la sala, una nueva ronda de guarito servida por Diego, y hace que la tapa se caiga “levántala mi vida” le dice a su esposa, ella se agacha a recogerla y como usa un jean descaderado deja ver media nalga vestida por una hermosísima tanga blanca, que imagen más linda, semejante cola con esa tanguita tan chiquita, cuando ella iba a coger la tapa mi hermano con el pie la movía, de manera que deguste ese plato por un buen rato.
Como a la una y media de la madrugada ya las mujeres estaban vencidas, en un sillón me dediqué a besar y acariciar a Andrea, Diego y Claudia hacían lo mismo en el de enfrente, Andrea se recostó en mis piernas, saque los senos de mi esposa y los empecé a chupar, de inmediato se pusieron duros, y ella comenzó a gemir, mi mano fue bajando hasta llegar a sus muslos, los comencé a sobar y a subirla hasta sentir el calor de su vagina y luego el roce de su tanga. Empecé a acariciar su vulva por encima de la prenda y ella a moverse y a gemir más duro, de un momento a otro llevó su mano a mi entrepierna y a acariciar mi pene por encima del pantalón, estaba súper erecto. Rápidamente desabroché mi pantalón, quité la correa y dejé que mi pene saliera a flote, Andrea lo empezó a acariciar y de una buena vez se lo llevó a la boca. Mientras me lo mamaba subí por completo su vestido y bajé lo más que pude su tanga, y empecé a sobarle y acariciarle las nalgas.
Mi hermano ya le había quitado la blusa a Claudia y estaba con los senos al aire, no llevaba brasier, un par de senos no muy grandes, terminados en unos pezones café oscuro paraditos y pequeños, muy hermosos, y el pantalón de ella estaba desabrochado y a medio bajar, se veía su tanga blanca en todo su esplendor, ella estaba recostada en el sofá y el encima de ella besándola y acariciando sus senos.