Desde este sábado quedan
clausuradas las salas de juego, después de un
referendo que apoyó la iniciativa de Gobierno de declararlos
ilegales. Termina una actividad que fue permitida durante
cinco décadas
Crédito foto: Gentileza LaHora
Hasta ahora estaban abiertos ocho establecimientos que funcionaban en hoteles cinco estrellas, a los que el
Gobierno dio seis meses para liquidar sus operaciones. Otros 24 casinos habían ido cerrando paulatinamente, después de que el 7 de mayo de 2011 los ecuatorianos apoyaran en referendo la prohibición de los juegos de azar, una propuesta del presidente Rafael Correa.
En contra de esta medida se ha manifestado Jorge Castro, vicepresidente de la Asociación de Casinos y Bingos (Ascabi), al afirmar que
3.200 personas se quedan sin trabajo.
Para Correa, en cambio, era importante clausurar las salas de juego porque deterioran moralmente a la sociedad
, generan deudas ilegales, evaden impuestos y son usadas para lavar dinero. El mandatario ha apostado por esta medida, aunque el Estado dejará de ingresar en impuestos entre
13 y 15 millones de dólares (oficialmente, el 30% de los ingresos totales de los casinos).
Los casinos intentaron sin éxito obtener una
prórroga al cierre, aduciendo que requerían más tiempo para liquidar a los empleados y explorar alternativas de negocio que les permitieran salvaguardar inversiones por unos 180 millones de dólares.
"Se les dio un plazo que vence este viernes. El sábado deben estar cerrados y pasan a ser una actividad ilegal", indicó a periodistas el asesor del ministerio de Turismo, Roberto Hidalgo, quien anunció controles desde el fin de semana.
Mediante el plebiscito, Correa también logró
prohibir la muerte del toro en la arena en plazas como Quito -sede de una prestigiosa feria- y aval para reformar la Justicia y regular a la prensa.