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Antiguo 07-03-2012 , 02:21:17   #2
cosa34
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Predeterminado Respuesta: Morbo en la autopista continuacion

Ante mi sorpresa cuando nuestros coches se volvieron a colocar a la misma altura, por poco se le salen los ojos de las orbitas, al mismo tiempo que esbozaba una gran sonrisa llevándose la mano a la boca en señal de vergüenza, y sin dejar de sonreír empezaba a negar con la cabeza.
Ella volvió al carril derecho de la autopista, y yo esperé su reacción. Mantuve la velocidad constante esperando que ella acelerase y se alejara de mí para siempre.
Al cabo de unos interminables segundos, volvió a poner el intermitente derecho. Yo entendí que quería que la volviera a adelantar, entonces la respuesta no había sido negativa.
Rápidamente volví a colocarme en paralelo a ella, sosteniendo de nuevo el folio tembloroso. ¡¡¡Tenía el móvil en su mano!!!!
Los dos coches llevábamos manos libres, y en tres segundos ya estaba recibiendo su llamada:
- Eres muy atrevido, ¿No te parece?
- Bueno, digamos que no me gusta perder el tiempo. Por cierto, me llamo Ernesto,¿ y tu?
- Puedes llamarme Mara. Dime una cosa, ¿Haces esto muy a menudo?
- Si te digo que es la primera vez, ¿ me creerías?
- Pues no, la verdad que no me creo nada, no nací ayer…
- Yo tampoco, pero sí, es la primera vez, y la verdad es que pensaba que no me harías caso.
- No he aceptado aún, jejeje, simplemente me has sorprendido mucho.

Al decirme esto imaginé que simplemente quería calentarme para luego nada. Entonces pensé que debía jugar mis cartas bien jugadas, y empecé a decirle lo siguiente:
-Mira, creo que tendrías que ser más agradecida conmigo, ya que te he salvado de pagar el trayecto entero de la autopista o de pegarte una buena carrera con esos tacones que llevas, jejeje. Así que lo que te propongo es parar en la próxima área de servicio que veamos. Subir los dos juntos en uno de los coches y pasar un rato agradable disfrutando de nuestros cuerpos. La verdad es que me has gustado mucho, y no me gustaría desaprovechar esta oportunidad. Los trenes pasan por nuestra vida, y ya estoy harto de perderlos…
-Oye, eres un poco descarado, no? Yo soy una mujer casada, con hijos, y nunca le he sido infiel a mi marido, pero….

Cuando dijo estas palabras, y arrastró el perooooo final, supe que casi la tenía en el bote. Notaba en sus palabras un aire de sumisión y aceptación.
- Dime una cosa Mara, te has excitado, ¿verdad? Seguramente tendrás tus braguitas empapadas, ¿no es así?
Ella guardó silencio, mientras yo la miraba por el retrovisor, la notaba nerviosa y excitada. Entonces le dije:

-Voy a colgarte, en la próxima área de servicio vamos a parar y hablaremos con más tranquilidad.
- No te prometo nada, estoy dudando mucho…

Continuamos circulando los dos coches, yo iba delante, y ella a cierta distancia detrás. Por su cabeza estarían pasando miles de opciones, estaba dudando, nerviosa. Temí que se echara para atrás. Entonces al ver una señal que aún quedaban 15 Km. para la siguiente área de servicio, pensé que era demasiado tiempo para dejarla dudar, y la volvía llamar. Sonaron varios tonos hasta que al fin descolgó:
-¿Que has decidido? ¿Pararás conmigo en 15 km.?
- No lo se, la verdad, estoy hecha un lío…
- No pienses nada más, simplemente obedéceme, y disfruta, lo pasaremos muy bien…

-Como verás aún queda un buen rato para poder parar, por ello te propongo que empecemos ya. Quiero que te abras la camisa y que saques tus pechos por encima del sujetador, que el cinturón de seguridad se quede en medio. Muy bien, veo que te gusta obedecer -le dije al ver que me hacía caso- ahora quiero que lentamente con la mano que tienes libre empieces a pellizcarte alternativamente los dos pezones, y dentro de un momento quiero que me adelantes y me dejes ver esa maravilla de tetas que dentro de un momento voy a morder.

Al cabo de unos instantes ya estaba iniciando de nuevo el adelantamiento. Cuando estuvimos en paralelo pude ver sus grandes pechos coronados por unos pezones redondos y rosados, totalmente en punta demostrando su estado de calentura. Me miró con una cara de vicio impresionante durante unas décimas de segundo, para terminar al fin de adelantarme.
- Joder Mara, que cara de vicio tienes, me la estas poniendo muy pero que muy dura, dime una cosa, estás empapada, verdad zorrita?
- Ufff, cabrón, no veas como me has puesto de caliente….
- Muy bien, pues ahora quiero que poco a poco, te subas la falda, que te hagas a un lado el tanga, que seguro que llevas, y que pases tus deditos por toda tu rajita, cuando hayas recogido tus flujos quiero que levantes la mano para enseñármela, y que te la metas en la boca para saborear el aroma de tu coño.

Ella siguió mis instrucciones al pie de la letra, y tras levantar la mano levemente entre los asientos, pude ver como chupaba con deleite su dedito.
Después de estos preliminares, habíamos recorrido ya los 15 Km. hasta llegar a la tan ansiada área de servicio.
- Sígueme, y para el coche al lado de donde yo aparque, apaga el motor, abre la ventanilla y permanece quieta hasta que yo te lo diga, ¿de acuerdo?
- Como tú digas, me has calentado mucho. Eres un verdadero cabronazo.
Llegamos al área de Benicarló. Tan sólo había un par de camiones y varios coches que serían de los empleados, por tanto pude elegir un sitio tranquilo y apartado de miradas indiscretas.
Aparqué bajo de una sombra, y a mi lado aparcó ella.
Salí de mi coche, me acerqué a su ventanilla, y rápidamente le pellizqué esos pezones que tanto me habían atraído, tirando de sus tetas hacia arriba y dejándolas caer, ella no pudo reprimir un gemido. Me agaché poniendo mi cabeza dentro de su coche, para darle un beso en todos los labios. Mi lengua se entrelazó con la suya, al mismo tiempo que con una mano seguía pellizcando con fuerza su pezón y con la otra mano bajaba para comprobar la humedad de su coño.
Llevaba un tanga negro, estaba totalmente empapado, apartándolo un poco le metí dos dedos de golpe y empecé a follarla con un ritmo rápido.
Ella se retorcía de gusto empotrada en su asiento, intentando abrir al máximo sus piernas para facilitarme el tacto.
Gemía cada vez con más fuerza, al mismo tiempo que yo aumentaba más el ritmo. Le estaba metiendo dos dedos, curvándolos hacia arriba, masajeando el interior de su vagina, al mismo tiempo que con la palma de la mano le estimulaba su clítoris hinchado en cada penetración.
No tardó ni dos minutos en alcanzar su primer orgasmo, entre gritos, suspiros y gemidos. De su coño salió gran cantidad de flujo que fue a parar a mi mano y a su asiento. Por suerte llevaba tapicería de cuero que es mucho más fácil de limpiar.
-Joder Ernesto, no sabía que me pudiera correr tan rápido ni con tanta fuerza…
- Seguro que el cornudo de tu marido no te hace esto, ¿verdad?
- No digas eso, me haces sentir culpable.
- Mira, dentro de un rato los dos volveremos a nuestras casas con nuestras familias, satisfechos y contentos. Así que no tengas remordimientos y disfruta del momento.

La hice pasar al asiento trasero. Quitamos todo lo que llevaba, incluida la sillita. Su coche era mucho más espacioso que el mío y además tenía los cristales de las ventanillas ligeramente tintados, así que tendríamos más espacio e intimidad.
Los dos empezamos a besarnos de nuevo, dejando que nuestras manos fueran descubriendo nuestros cuerpos.
Una vez desnudos, ella se arrodilló detrás del asiento de conductor, y cogiéndome fuertemente la polla empezó a pajearme con lentitud, mirándome a los ojos. Sacó la lengua y la pasó varias veces por mi glande, deteniéndose en el orificio, intentando follarme con su lengua. Me volvía loco de placer.
A continuación empezó a metérsela enterita en la boca, notaba como sus labios y ligeramente sus dientes se aferraban al contorno de mi polla. Faltaban algunos centímetros pero ella luchaba por comérsela enterita. Notaba perfectamente la punta de mi polla chocando contra su garganta. Después la sacó y repitió la operación varias veces.
-Joder Mara, como me la estas comiendo. Sigue así zorrita, me encanta.

Ella sin dejar de mirarme a los ojos, se la sacó de la boca y empezó a golpearse las mejillas con mi polla llena de sus babas.
-Tienes una polla muy buena cabronazo, ya estoy deseando que me la metas…

La dejé que me la chupara un rato más y al notar que la corrida estaba a punto, la hice parar. La puse sentada en el asiento, coloqué su culo hacia fuera y le hice abrirse de piernas al máximo. Le dije que se cogiera las piernas con las manos por detrás de las rodillas, para tener su coño totalmente expuesto ante mí.

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